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Oración por la amenaza del ébola

Una perspectiva de la Ciencia Cristiana: Nuestro amor y oraciones ayudan a los necesitados.

De The Christian Science Monitor - 25 de septiembre de 2014

Original en inglés


La epidemia del ébola, que se ha extendido por varios países de África Occidental, ha afectado a miles de personas. Mientras líderes mundiales se apresuran a despachar tropas y trabajadores de ayuda humanitaria, nuestros corazones y oraciones se dirigen a aquellos que están sufriendo esta crisis. 

Queremos ayudar a los necesitados, pero ¿cómo podemos ayudar cuando nos encontramos tan lejos de ese continente? La Ciencia Cristiana nos enseña que nuestras oraciones pueden brindar una ayuda muy real. De hecho, la Ciencia Cristiana nos da las herramientas para orar con eficacia por la situación, con la expectativa de que esas oraciones traerán curación y paz. 

Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, y fundadora del Christian Science Monitor, escribió: “Los Científicos Cristianos… mejoran la condición moral y la vida de los hombres, y sanan al enfermo sobre la base de que Dios tiene todo el poder, es omnipotente, omnisciente, omnipresente, supremo sobre todo” (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 294). 

Al orar, primero recurrimos a Dios. El Salmo 91 en la Biblia nos recuerda la importancia y eficacia de volverse a Dios y confiar en Él. Al hacer esto, estamos ofreciendo una hermosa promesa de salud y seguridad: “Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada” (versículos 9, 10).

El “mal” y la “plaga” mencionados en este versículo, ciertamente parecen aplicarse a la situación del ébola. Entre los sinónimos de “plaga” se encuentra “maleficio”, y en forma de verbo, “perturbar” y “trastornar”. De modo que, si lo leemos con estos sinónimos, este salmo hace esta promesa: “No te sobrevendrá mal, ni ningún [maleficio o causa para sentirte perturbado o trastornado] tocará tu morada”. La creencia en los maleficios está ampliamente difundida en el continente africano. Además, en muchos de sus países hay gran perturbación y trastornos que se manifiestan en guerras, temor debido a varias epidemias, conflictos tribales, raptos, corrupción, y demás. 

No obstante, el salmo promete seguridad y liberación de todo tipo de plagas, incluso de la enfermedad, para aquellos que confían en Dios. ¿Cómo funciona esto? Una vez más, encontramos nuestra respuesta en la Biblia: “Dios es amor” (1º de Juan 4:8). Y, “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor”  (1º de Juan 4:18). El perfecto Amor  —el Amor divino, o Dios— echa fuera el temor, el odio y las plagas de cualquier tipo, tanto físicas como mentales, porque la presencia y el poder del Amor eclipsa todo lo que es desemejante al Amor. Así como no hay oscuridad en la luz, no hay mal o enfermedad en la totalidad de nuestro Padre-Madre Amor. Los hijos de Dios viven en el Amor y expresan amor, porque todos somos creados a imagen y semejanza de Dios, como explica el primer capítulo del Génesis en la Biblia. Esta comprensión, que viene a través de la oración, hace que resplandezca la luz sanadora del Amor dondequiera que sea necesaria.  

Esta cita de la Sra. Eddy ilumina el clima mental que se encuentra en muchas partes del mundo, incluso en África, y nos ayuda a encaminar nuestras oraciones: “Me gustaría tomar de la mano a todos aquellos que no me aman y decirles: 'Yo os amo, y no os haría ningún daño a sabiendas'. Porque así lo siento, digo a otros: No odiéis a nadie; pues el odio es un foco de infección que propaga su virus y acaba por matar” (Escritos Misceláneos 1883-1896, págs. 11-12). De modo que, ¿cuál es el antídoto contra el odio, ese “foco de infección”? El antídoto es Dios, el Amor divino. Cuando es comprendida, la realidad del Amor atenúa el odio. El Amor al reflejarse en cada uno de nosotros es el antídoto contra el odio, el maleficio, la perturbación y las plagas de todo tipo, porque no está en la naturaleza del Amor afligir a Sus hijos o permitir que sean afligidos. De acuerdo con las Escrituras, “el cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13:10).

La crucifixión y resurrección de Cristo Jesús demostraron la inmortalidad de la Vida, y probaron que el Amor elimina el odio. Debido a la naturaleza de su totalidad, el Amor infinito es supremo. Por lo tanto, el Amor domina el odio, lo destruye. Nuestro trabajo es obtener una mejor comprensión de la presencia y el amor del Amor. Cristo Jesús tenía esa comprensión. Él ejemplificaba un amor por Dios y el hombre que trajo pruebas prácticas e inspiradoras de la totalidad de Dios y del dominio que el Amor tiene sobre el odio. Seguir el ejemplo de Jesús de obediencia a la ley del Amor, no del odio, nos permite, no solo orar con eficacia, sino sanar.

Podemos orar por nosotros, así como por nuestros hermanos y hermanas alrededor del mundo, esta valiente y poderosa declaración de la verdad: “Revestido con la panoplia del Amor, el odio humano no puede alcanzarte” (Ciencia y Salud, pág. 571). Comprender esta verdad y orar con determinación, nos capacita para ver que todos están bajo el cuidado de Dios, cualquiera sea el lugar físico donde se encuentren, y esto no puede menos que traer curación dondequiera que se necesite.

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