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Hace ya mucho tiempo que debí de haber...

Del número de julio de 1951 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace ya mucho tiempo que debí de haber expresado en nuestras publicaciones periódicas mi gratitud a Dios por todas las bendiciones que he recibido merced al estudio y aplicación de la Christian ScienceEl nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la “Ciencia Cristiana”..

Durante el tiempo que serví en las fuerzas armadas, llegué a apreciar mejor que nunca el Manual de La Iglesia Madre, por Mary Baker Eddy. Al escribirlo, Mrs. Eddy fué divinamente guiada a darnos todos los preceptos necesarios para la defensa permanente de nuestra Causa, incluso el organismo administrativo, los dirigentes, y los miembros de la iglesia. Hablando del Reglamento y los Estatutos del Manual en la página 148 de Miscellaneous Writings, dice en parte Mrs. Eddy: “Fueron impelidos por un poder superior a uno mismo y escritos en diferentes fechas según lo pedía la ocasión. Surgieron de la necesidad, la lógica de los acontecimientos,— de su urgencia inmediata como apremiante medida que había que adoptar para mantener la dignidad y la defensa de nuestra Causa.” Los miembros de La Iglesia Madre deben obedecer los Estatutos del Manual tanto como los Diez Mandamientos y las Beatitudes, si han de disfrutar la divina protección que imparten.

Una advertencia angelical del papel vital que desempeña el Manual en sentido individual, resultó ser una bendición en cierta ocasión en que se me enfrentaba “el postrer enemigo.” El servicio militar me asignó en una ocasión la tarea de volar desde Indonesia hasta las Islas Filipinas. Había que hacer el vuelo en dos jornadas. En la primera, el motor a la derecha se descompuso, pero logramos aterrizar en nuestra primera escala. Previa inspección rápida del motor, se le hicieron las reparaciones de emergencia porque la urgencia de nuestra misión imponía la continuación del vuelo. A unos seiscientos cincuenta kilómetros antes de arribar a nuestro destino final, se paró el mismo motor. El avión iba muy cargado de equipo militar además de ocho pasajeros y su tripulación de cinco. Su tipo no era a propósito específicamente para que permaneciera a flote por mucho tiempo una vez caído al mar, y nosotros adrede habíamos prescindido de llevar equipo salvavivas por transportar carga a plena capacidad.

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