Me He Mudado varias veces y he tenido muchas casas, entre ellas un apartamento en el piso trece de un edificio en torre y un chalet que tenía trescientos años.
Sin embargo, hay un lugar que para mí es muy especial. Sus ventanas dan hacia un hermoso campo verde, y un río corre muy cerca. Yo lo llamo el No. 23. Me gusta mucho estar allí, especialmente cuando las cosas se ponen difíciles. Es un refugio, un santuario, un lugar de consuelo y curación. Nunca deja de inspirarme y elevarme espiritualmente. Estoy hablando del Salmo 23 y pienso en él como si fuera mi hogar espiritual. ¿A quién no le gustaría vivir junto a los delicados pastos y a las aguas de reposo que el salmo describe de forma tan elocuente?
Este salmo le habla a nuestro corazón y transmite una paz y una serenidad que son la verdadera esencia del hogar. Instantáneamente hace que el lector se sienta rodeado del amor de Dios, de nuestra integridad y perfección innatas, que sólo en Él se encuentran.
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