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Original Web

Infección urinaria sanada

Del número de noviembre de 2019 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 26 de agosto de 2019 como original para la Web.


Estaba por salir de vacaciones con mi esposo y mis dos hijos, y mientras empacaba, yo sabía que había algo que no podía llevar conmigo. Me había estado molestando una infección urinaria y era necesario remediarla. Faltaban apenas unos días para salir. Me senté con calma en el borde de la cama, tranquilicé mi pensamiento y silenciosamente anhelé recibir una respuesta.

Al recurrir humildemente a Dios en consagrada oración, la idea espiritual de que yo no había pecado, y por lo tanto no necesitaba sufrir, me embargó por completo. Sentí que esto me venía de Dios con profundo amor. Conocía la declaración de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, donde ella escribe: “No podemos en realidad sufrir por quebrantar nada, excepto una ley moral o espiritual” (pág. 381).

De inmediato, sentí “en mi cuerpo” que “estaba [sana] de aquel azote”, de manera similar a lo que le ocurrió a la mujer con el flujo de sangre, quien tocó el manto de Cristo Jesús y fue sanada (véase Marcos 5:25–34). Noté que la sensación en mi abdomen disminuyó de intensidad por unos tres segundos, y luego desapareció. El problema se había ido, por completo, y nunca regresó. Esta curación tuvo lugar hace más de veinte años y ha permanecido completa.

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