Buenas Noticias
La Biblia dice: “todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. (Filipenses 4:8). Estamos buscando más artículos para la columna “Buenas Noticias” de El Heraldo. En esta columna, los lectores comparten buenas noticias sobre una variedad de temas. Los ejemplos compartidos incluyen, pero no se limitan al progreso de la curación en las iglesias; cómo la Ciencia Cristiana ha tenido un impacto en las familias de los lectores a través de los años y cómo ha traído curación; también puede incluir relatos sobre como las personas han compartido la Ciencia Cristiana con otros. Por favor vaya a
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Agradezco de todo corazón a las Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana y a las personas desinteresadas que trabajan en ellas para poner el consuelo sanador de la Ciencia Cristiana a disposición de las comunidades de todo el mundo.
Hace algunos años, cuando mi esposo y yo estábamos en Nuremberg, Alemania, me desperté una mañana sintiéndome muy mal. También tenía la visión seriamente distorsionada. Teníamos por delante un día lleno de actividad, en preparación para un viaje de negocios a Viena que debíamos emprender a la mañana siguiente. Nuestra apretada agenda no nos daba ninguna otra opción que seguir adelante con nuestros planes.
Mientras mi esposo conducía el auto por la ciudad, me tranquilizó diciéndome que Dios es la única causa y que Él no causa daño a Sus hijos. Sabía por toda una vida de experiencia que podía confiar en la Ciencia Cristiana para sanarme. Pero aunque este hecho fue muy consolador, la compasión cristiana expresada por otras personas fue también una parte significativa de esta experiencia.
Cuando llegamos a la Sala de Lectura local a buscar un Christian Science Journal, que incluía información actualizada sobre los horarios de los servicios religiosos en Viena, no había ningún lugar donde estacionar. Mi esposo estacionó el auto cerca de la puerta y yo entré para que él pudiera mover el auto si era necesario.
Aunque por entonces yo no hablaba alemán, el amable personal de la Sala de Lectura pronto entendió que yo deseaba un Journal del mes en curso. El gozo espiritual y la compasión cristiana que esas personas expresaban eran palpables. Mientras volvía con paso vacilante al auto, sentí de pronto una maravillosa sensación de elevación y renovación; entonces me di cuenta de que mi visión se había normalizado y de que me sentía perfectamente bien.
Mi esposo y yo permanecimos sentados en silencio en el auto durante algunos instantes, agradeciendo el poder sanador de la Ciencia Cristiana. Luego hojeé el Journal y me llamó la atención un pasaje de un viejo artículo del Christian Science Sentinel que decía lo siguiente: “[Mary Baker Eddy] le dijo una vez a un alumno que ella anhelaba que llegara el día cuando nadie pudiera entrar en una iglesia de la Ciencia Cristiana, por más enfermo o acongojado que estuviera, sin que fuera sanado; y que ese día sólo llegaría cuando cada miembro de la iglesia estudiara y demostrara la verdad que contiene la Lección Sermón, y llevara consigo al servicio religioso la consciencia así preparada» (“Healing the multitudes” [Sanando a las multitudes], Christian Science Sentinel, 1º de julio de 1916).
Sentí que ese pasaje describía exactamente lo que me acababa de ocurrir. Una Sala de Lectura es un elemento vital de una iglesia filial de Cristo, Científico; sin ninguna duda la preparación espiritual de esos queridos trabajadores de la Sala de Lectura contribuyó a mi curación en ese día feliz, una curación que ha sido permanente.
Nancy K. Colbentson
Publicado originalmente en el Christian Science Journal de Octubre de 2016