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Sirviendo en una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana

Del número de octubre de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Isaías nos dice: “En quietud y en confianza será vuestra fortaleza”. Isa. 30:15; Cristo Jesús conocía el valor de la quietud, pues a menudo se retiraba a un lugar tranquilo para comulgar a solas con Dios.

Una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana es un santuario tranquilo y ordenado para el estudio y la oración. También es un centro misionero único, que pone a la Ciencia Cristiana a la disposición de todos. Es un lugar donde el gran descubrimiento de la Sra. Eddy puede ser compartido con otros de manera impersonal. Al exhibir en sus vitrinas la Biblia y los escritos de la Sra. Eddy, conjuntamente con otra literatura autorizada, la Sala de Lectura les invita a todos a entrar y enterarse qué es la Ciencia Cristiana.

El Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy requiere que cada filial de la Iglesia de Cristo, Científico, tenga una Sala de Lectura. Por lo tanto, es esencial que los miembros de las iglesias filiales apoyen sus Salas de Lectura con sus oraciones y su presencia. La Sala de Lectura es parte de su iglesia.

El miembro de la iglesia que visita en forma regular la Sala de Lectura de su filial y utiliza lo que ésta ofrece, es recompensado individualmente con iluminación, comprensión y espiritualización de pensamiento. Nuestras Salas de Lectura son refugios donde uno puede estar en paz y estar consciente de la unidad del hombre con Dios, y meditar sobre pensamientos verdaderos y sanadores que bendicen no sólo a uno mismo sino a todo el mundo. Nuestro trabajo de oración puede incluir el elevarnos por encima del testimonio de los sentidos para percibir la naturaleza divinamente inspirada de la actividad de la Sala de Lectura cuyo propósito es satisfacer las necesidades espirituales de la humanidad. Tales oraciones y amor genuino, al extenderse para bendecir a la humanidad se harán sentir, y aquellos que están hambrientos de la Verdad y la buscan serán atraídos a nuestras Salas de Lectura para recibir la inspiración, la paz, o la curación que necesiten.

Nuestro Maestro, Cristo Jesús, dijo: “Yo estoy entre vosotros como el que sirve”. Lucas 22:27; La bondadosa labor de Jesús para con sus semejantes fue siempre humilde y desinteresada. Estas cualidades debieran caracterizar la labor de quienes sirven en las Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana.

El bibliotecario, siguiendo el ejemplo del Mostrador del camino, sirve a aquellos que están buscando alimento espiritual. Inmediatamente procura que a todos se les reciba con agrado, ya sean desconocidos o miembros de la iglesia. Está alerta para ver quiénes vienen por primera vez y no saben de Ciencia Cristiana, y presentársela con amor precisamente de la manera en que puedan comprenderla. Esto requiere un discernimiento basado en la oración. Todos los que son guiados a una Sala de Lectura están buscando la verdad, ya sea que estén conscientes de ello o no, porque la influencia del Cristo está siempre presente para atraer a la consciencia humana.

Cuanto más materiales parezcan ser los pensamientos de las personas que llegan a una Sala de Lectura, tanto más ellas necesitan sentir el efecto purificante y enaltecedor de la Ciencia Cristiana. Es importante, por lo tanto, que el bibliotecario mantenga sus pensamientos en un alto nivel espiritual y que deje que el poder sanador de la Verdad brille para bendecir a todo el que entra. Puede darse cuenta de que como Dios está presente, el Amor divino está ahí, y que como la ley del Amor divino está en operación, la curación se está llevando a cabo. La atmósfera sanadora de la Sala de Lectura sostiene a todos los que van a ella; y muchos sienten que sus cargas de preocupación, temor, ansiedad, materialismo, se desvanecen al estar allí.

El bibliotecario debe ser uno que inste “a tiempo y fuera de tiempo” 2 Tim. 4:2; en cada uno de sus pensamientos concernientes a la Sala de Lectura. Debe invertir rápidamente cualquier error que pudiera tratar de invadir la armonía de las salas de estudio, ya sea visible o invisible, ya sea que se presente como persona o como pensamiento. Cuando ponemos devotamente a la Sala de Lectura y a todos los que se encuentran en ella, en las manos de Dios, ninguna pretensión perturbadora o trastornadora de la mente mortal puede prevalecer.

En su artículo “Ways that are Vain” (Caminos que son vanos) de su obra The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea), la Sra. Eddy nos dice: “El propósito malévolo del poder mental pervertido, o magnetismo animal, es paralizar el bien y dar actividad al mal”.Miscellany, pág. 213. Debemos maniatar las pretensiones del magnetismo animal en el trabajo metafísico diario que hacemos para nuestras Salas de Lectura. Una manera de anular el argumento mental malévolo es reconociendo la omnipotencia y omnipresencia de Dios, la Mente divina, y de que no existe otra mente o poder.

Los Científicos Cristianos cuyos pensamientos están imbuidos de amor, inspiración espiritual, paz, y un deseo de servir a nuestra gran Causa apoyando la Sala de Lectura, están demostrando que verdaderamente son servidores de Dios. El trabajo metafísico consagrado que se hace para la Sala de Lectura no se limita o confina a un lugar determinado, sino que alcanza y bendice a los corazones receptivos en todas partes. El pensamiento terrenal está despertando a la presencia del Cristo, buscando aquello que lo elevará y lo liberará de las cadenas del materialismo. Las Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana desempeñan un importante papel al responder a esta necesidad.


Sea vuestra palabra siempre con gracia,
sazonada con sal,
para que sepáis
cómo debéis responder a cada uno.

Colosenses 4:6

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La misión del Heraldo

 “...para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

Mary Baker Eddy, La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 353

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