
Editoriales
El Cristo es la verdadera idea de Dios y del hombre, el impulso divino y sanador que lleva nuestras oraciones de un ejercicio intelectual al percibido reconocimiento del Divino, nuestro Padre-Madre totalmente bondadoso.
Incluso en aquellos momentos en los que no estamos conscientes de ejercer ninguna influencia en absoluto, siempre estamos contribuyendo a la atmósfera mental para bien o para mal.
Nos corresponde confiar en el sentido espiritual que Dios nos ha dado para tener una visión verdadera de nosotros mismos y de nuestro mundo.
Este año se cumplen 150 años de publicación ininterrumpida de Ciencia y Salud. También marca 150 años de personas sanadas por su mensaje. Para aquellos que se preguntan si Dios responde a las oraciones para sanar, Ciencia y Salud expresa la ley de Dios con el “Por supuesto que quiero” de hoy.
A medida que comprendemos y aprendemos más de la omnipotencia y omnipresencia de Dios, nuestro pensamiento se abre naturalmente para recibir los mandamientos, la seguridad y la iluminación del Espíritu.
Comprender las leyes espirituales dilucidadas en el libro de texto nos permite demostrar nuestra libertad, incluso de la idea errónea de que la enfermedad es o alguna vez fue parte de nosotros.
Conocer el gobierno de la Mente sobre toda la creación nos da ecuanimidad y la confianza para encontrar seguridad y protección en el único lugar donde se puede encontrar la verdadera seguridad: Dios.
A nosotros nos preguntan con frecuencia, ¿Qué hay de nuevo? y ¿Qué está ocurriendo en Boston?, con la esperanza de que no los olvidemos al estar tan lejos de aquí. Queridos amigos: no tenemos ninguna intención de olvidarlos, y no lo haremos, si recuerdan y hacen las cosas que les decimos.
La corriente que se dirige hacia el cielo está por siempre en curso porque es el flujo del Cristo, la Verdad divina, haciendo que el pensamiento materialista dé paso al reconocimiento de lo que es espiritualmente real.
Cuando el pensamiento está abierto a este hecho, podemos experimentar esta realidad, el amanecer de nuestra propia resurrección, cada día; elevándonos del entierro del pensamiento en el materialismo hacia la comprensión y la prueba de la Verdad infinita.