Este articulo fue escrito por un nuevo miembro de La Iglesia Madre, quien también es miembro activo de una Sociedad de la Ciencia Cristiana. La originalidad y entusiasmo de este articulo imparten un importante mensaje, que pensamos a nuestros lectores asiduos les gustará y que encontrarán de ayuda en su continua labor en las iglesias filiales.
Como miembros de un grupo de Científicos Cristianos que pronto íbamos a constituirnos en Sociedad de la Ciencia Cristiana, de vez en cuando teníamos visitantes de otras localidades que decían que la unidad y el amor que nuestro grupo expresaba se manifestaban claramente en nuestros servicios religiosos. A menudo expresaban su deseo de poder llevar con ellos esa inspiración que habían sentido a sus iglesias; querían recobrar lo que parecía ser un sentido perdido del espíritu misionero que erigió las iglesias filiales.
Como estudiantes de Ciencia Cristiana, sabemos en verdad que este espíritu jamás se ha perdido. El Cristo es tan dinámico en nuestra vida diaria y en nuestras iglesias como lo fue cuando la Sra. Eddy fundó por primera vez La Iglesia Madre en Boston. Lo que alguna vez es necesario que recuperemos cada uno de nosotros, es esa constancia y propósito que eran parte tan natural a comienzos de nuestros estudios de Ciencia Cristiana.
Cierta vez, cuando era un estudiante relativamente nuevo, visité una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, un miércoles por la noche, y di un testimonio con todo el entusiasmo y el gozo de un nuevo descubrimiento. Después, al hablar con alguno de los miembros, escuché el comentario: "La Ciencia Cristiana es tan maravillosa el primer año". Esto me hizo pensar por un momento, pero el amigo que me había acompañado a la iglesia me aseguró con todo amor que no tenemos que perder nuestro gozo y entusiasmo a medida que progresamos espiritualmente. Y lo mismo ocurre con nuestra labor en la iglesia filial.
En el Glosario de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, encontramos esta definición: "Iglesia. La estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa en el Principio divino y procede de él.
"La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y eleva a la raza humana, despierta al entendimiento dormido de las creencias materiales para que comprenda las ideas espirituales y demuestre la Ciencia divina, y así echa fuera a los demonios, o al error, y sana a los enfermos".
Tenemos que tomar esto con suma seriedad y despertar por medio de la oración todos los días "al entendimiento dormido" y deshacernos de todo pensamiento que nos impida expresar la Verdad y el Amor en nuestra vida y en nuestras iglesias. Tenemos que preguntarnos si estamos haciendo todo lo que podemos por nuestras iglesias, trabajando espiritualmente por medio de la oración y poniendo en práctica en nuestra vida esa oración.
En el mensaje de comunión escrito por la Sra. Eddy en 1899, ella exhorta: "Examináos a menudo, y ved si halláis algún obstáculo para la Verdad y el Amor, y 'retened lo bueno' " (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany). Podríamos aplicar este examen directamente a nuestra demostración de Iglesia. ¿Criticamos a nuestros Lectores y a otros funcionarios? ¿Nos quejamos de que el horario de atención de la Sala de Lectura local no es apropiado? ¿Nos preguntamos por qué es que no viene más gente a la iglesia? ¿Estamos muy cansados, muy ocupados, o esto o lo otro, para concurrir a la Sala de Lectura o a los cultos religiosos? ¿Pensamos que no reunimos las condiciones necesarias para éste o ése cargo? ¿Pensamos que siempre habrá algún otro que vote en esa asamblea? ¿No tenemos ningún testimonio que dar en la reunión de los miércoles?
Las excusas son interminables porque provienen de la mente mortal. Las respuestas espirituales que provienen de Dios, la Mente divina, silencian esas preguntas. Y estas respuestas empiezan a venir con claridad cuando comenzamos a expresar activamente un amor incondicional hacia los otros miembros de la iglesia. Por ejemplo, podemos apoyar a los Lectores por medio de la oración, y expresar gratitud por su labor desinteresada. Podemos sugerir, si se hace necesario, que el horario de la Sala de Lectura sea más conveniente, y luego ofrecer nuestra ayuda para trabajar. Podemos preguntar si alguien necesita transporte para asistir a los servicios religiosos y ofrecernos a llevarlos, aun si está un poco fuera de nuestro camino. Si somos nosotros los que necesitamos transporte, podemos despojarnos de ese falso orgullo o esa sensación de que no deseamos molestar a nadie, y solicitar que nos lleven.
Es nuestro derecho y privilegio compartir el gozo y la inspiración que obtenemos de nuestro estudio diario de Ciencia Cristiana. Podemos traer a las asambleas de la iglesia el espíritu de receptividad e imparcialidad que proviene de saber que hay una sola Mente gobernando y dirigiendo todo. ¿Y qué podemos decir acerca de los testimonios? ¿No podemos, al menos, pararnos un miércoles y expresar gratitud por tener una iglesia filial, sociedad o grupo, en donde nos podemos reunir y compartir nuestro amor? Podemos decir con humildad "Hágase Tu voluntad", y hacer receptivo nuestro pensamiento para servir a nuestra iglesia como Dios lo indique, en cualquier función que sea necesaria.
A medida que hacemos esto y expresamos mayor generosidad, gentileza y amor hacia los demás, volvemos a sentir la inspiración, e ideas nuevas y originales salen a la superficie. Ciertos cambios y actividades que antes pensábamos que eran imposibles, se hacen normales. Tal vez se requieran reuniones inspiradoras sobre algún tema importante para la comunidad. Quizás sea necesario cambiar de lugar la Sala de Lectura, o pintar las salas de la Escuela Dominical para hacerlas más atractivas. Todo lo que sea necesario se puede llevar a cabo con un espíritu de cooperación y unidad.
Esto se demostró claramente una tarde cuando varios miembros de nuestro grupo fuimos al salón que teníamos en la zona céntrica, que era a la vez la sala de estudio y el lugar en donde celebrábamos nuestros cultos religiosos. Habíamos quedado al principio en que sólo uno iba a cambiar el material expuesto en la vidriera. Luego, decidí acompañarlo y, a último momento, otro miembro se unió a nosotros. Los tres trabajamos con mucha armonía, intercambiando ideas y eligiendo pasajes de la Biblia, carteles y demás material, para lograr una exhibición apropiada.
Cada uno había orado antes para obtener un sentido correcto de iglesia y para llegar a nuestra comunidad. Cuando terminamos de trabajar en la vidriera, comenzamos a practicar algunos himnos en nuestro pequeño piano portátil, y un joven entró. Nos dijo que había visto la palabra Cristiana escrita en la puerta y había entrado, en lugar de ir a beber con sus amigos. Era de otro estado y había llegado a nuestra ciudad para incorporarse al ejército el día siguiente. Nos dijo que era de otra religión que creía en la curación, y nos pidió que oráramos por él.
Se había alistado hace algún tiempo en el ejército, pero ahora su joven esposa iba a tener un bebé y él tenía un buen empleo y no quería incorporarse al ejército. Le explicamos que no podíamos orar especialmente para que él no entrara en el ejército, pero podíamos orar para saber que Dios gobernaba y que él no podía ser puesto en una situación que no fuera la correcta para él. Uno de los miembros que estaba con nosotros había estado en el ejército, y el esposo del otro miembro había sido durante muchos años oficial del ejército, y a medida que hablamos con el joven, comenzó a calmarse. Pasamos un par de horas con él, hablando y cantando himnos. Se fue sintiéndose muy tranquilo y con la confianza de que, pasara lo que pasara, todo estaría bien. Y cuando nos fuimos, supimos por qué cada uno había sido guiado a estar allí, y también nos dimos cuenta de las necesidades espirituales que se están satisfaciendo por medio de las iglesias y Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana en todo el mundo.
Con el espíritu de Verdad y Amor que crece diariamente en nuestras vidas y se refleja en nuestras iglesias filiales, sociedades y grupos, estamos expresando las cualidades de Dios. Leemos en Jeremías: "Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia". Y a medida que expresamos esta misericordia incondicionalmente, el amor dentro de nuestras iglesias permanecerá constante. Y los corazones hambrientos y sedientos atraídos por este amor no pueden sino ser bendecidos y sanados por él.
