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Para jóvenes

¿Cómo se produce la curación en la Ciencia Cristiana?

Del número de enero de 2019 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 12 de noviembre de 2018 como original para la Web.


Ustedes realmente hacen las mejores preguntas, porque están dispuestos a preguntar lo que no tiene respuestas fáciles. La semana pasada, uno de ustedes hizo la pregunta que elegimos como título, y lo que me impactó fue cuán importante es el tema que plantea y cuánto interés tienen en la respuesta.

Así que, ¡veamos! ¿Cómo se produce una curación?

Probablemente parezca natural considerar que la curación se relaciona con lo que sucede en nuestro cuerpo o en algún otro aspecto de nuestra vida. Algo duele o está fuera de lugar, entonces oramos para sanar. Y sabemos que estamos sanados cuando el dolor desaparece, o lo que sea que estaba fuera de lugar se ajusta. ¿No es así? Aunque no lo creas, esa definición apenas rasga la superficie de la curación. Por eso es que, para entender cómo se produce la curación, es útil comprender con claridad qué es la Ciencia Cristiana.

La Ciencia Cristiana extrae todas nuestras nociones preconcebidas sobre nuestra vida y el mundo, y nos muestra lo que está sucediendo realmente. Y lo que realmente está sucediendo tiene que ver totalmente con Dios. La Ciencia Cristiana nos ayuda a comprender más acerca de la naturaleza de Dios como el bien, como el Amor, como el Espíritu puro, como el todopoderoso y siempre presente, y todo lo demás que necesitamos saber fluye de esos hechos espirituales fundamentales.

Si comienzas con una comprensión correcta de Dios, y a partir de allí razonas acerca de todo lo que puedas pensar, incluida tu salud, obtienes una visión real y verdadera al respecto. No te sorprendas si esta visión contradice lo que está sucediendo delante de tus ojos. La Ciencia Cristiana nos llama a confiar en nuestra percepción espiritual —lo que oímos y percibimos cuando escuchamos exclusivamente a Dios— en lugar de en los cinco sentidos físicos. Así es como la Descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, lo explica en su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Debemos examinar en profundidad el realismo en vez de aceptar sólo el sentido exterior de las cosas” (pág. 129).

La curación entonces, se trata en realidad de un cambio en la percepción. A medida que todo lo que es Dios, el Espíritu, se vuelve más convincente que ninguna otra cosa para nosotros, el hecho de que somos espirituales aquí y ahora se hace más claro y evidente. Comenzamos a entender lo que eso significa para nuestra salud, nuestra identidad, nuestro propósito, etc. También podemos sentirnos impulsados a dejar atrás las limitaciones, o creencias acerca de nosotros mismos que nunca antes habíamos pensado cuestionar, porque esta nueva visión de Dios nos muestra cuán débiles y falsas son en realidad.

Esa es la curación: la aceptación voluntaria de una nueva visión. Ten en cuenta que todo esto está sucediendo ... ¿dónde? En nuestro pensamiento. Si bien vemos un ajuste en cualquier situación que nos molestaba, como por ejemplo, desaparece la gripe o se resuelve algún problema de relaciones, la curación es realmente el cambio espiritual en el pensamiento. Es nuestra nueva o más profunda convicción de que Dios definitivamente es Todo, y que esto nos incluye a nosotros.

Y eso es importante, porque apunta al cómo de la curación. Al orar por un problema, es fácil pensar que estamos haciendo que algo pase, o provocando que Dios haga algo por nosotros. Pero eso no es lo que hace la oración. La oración nos ayuda a tomar consciencia de lo que ya es verdad, lo que ya está en su lugar. Elimina la duda y el temor para que podamos ver que todo lo que Dios hizo está tan intacto como siempre. Cuando comprendes esto claramente, es un momento clave, e inevitablemente se produce un ajuste en tu pensamiento y en tu vida.

El otro cómo de la curación, que es un alivio, es que, una vez más, tiene que ver totalmente con Dios. Por más que sintamos que realmente somos nosotros los que trabajamos duro para comprender lo que es verdad, descubrí que llega un momento inevitable cuando se produce un cambio. Y en ese momento, en lugar de esforzarme por saber algo acerca de Dios, de repente me encuentro imbuida en lo que Dios sabe. En lugar de tratar de decirle cosas a Dios, escucho cómo Dios me asegura tiernamente que todo está bien, que estoy a salvo, que siempre estaré sostenida en Su amor.

Para mí, ese es el momento supremo de cómo se produce la curación: dejar que Dios te hable y sentir que Su poder irresistible transforma de tal manera tu pensamiento, que no hay vuelta atrás. Es entonces cuando sabes, sin lugar a dudas, que estás sano.

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