He descubierto que en la Ciencia Cristiana hay una forma de ver la rebeldía bajo una luz espiritual. Esta Ciencia enseña que, al seguir el ejemplo de Cristo Jesús, podemos rebelarnos contra todo mal que veamos o encontremos.
Cristo Jesús fue el modelo perfecto de cómo rebelarse espiritualmente por medio de la autoridad que Dios otorga. Él superó toda fase del mal, enfermedad, pecado y escasez. Se rebeló contra la hipocresía religiosa; superó la enfermedad, la limitación física e incluso la muerte por medio de la autoridad divina; y resistió la pretensión de que la riqueza material es más poderosa que el Espíritu, cuando proporcionó comida en el desierto y elevó espiritualmente a los pobres.
Mary Baker Eddy usa palabras tales como autoridad otorgada por Dios, resistir y rebelarse para ilustrar el poder que tenemos todos para superar la limitación, el odio, la enfermedad o cualquier otra forma de mal. Ella escribe: “En lugar de una ciega y calma sumisión a las etapas incipientes o avanzadas de la enfermedad, levántate en rebelión contra ellas” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 391). Declaraciones como esta nos muestran que tenemos el derecho a hacer frente al error, a esas creencias que distorsionan la verdadera naturaleza de Dios y el hombre.
La Sra. Eddy escribe: “Levántate en la fortaleza del Espíritu para resistir todo lo que sea desemejante al bien. Dios ha hecho al hombre capaz de esto, y nada puede invalidar la capacidad y el poder divinamente concedidos al hombre” (Ciencia y Salud, pág. 393). La frase “resistir todo lo que sea desemejante al bien”, o Dios, es una declaración poderosa. Tenemos el derecho, la capacidad y el poder de resistir todo error que viene al pensamiento —enfermedad, fatiga, escasez— porque no se encuentra en la creación espiritual original de Dios. Resistir es un paso importante en nuestras oraciones, porque es un rotundo “¡No!” a permitir que cualquier cosa excepto Dios y la luz del Amor entre en nuestra consciencia.
Cada uno de nosotros tiene la capacidad y el poder de resistir toda sugestión material que nos pueda tentar.
De acuerdo con dictionary.com, la palabra viciar (vitiate, en la versión en inglés de Ciencia y Salud) tiene varias definiciones, entre ellas, “afectar o debilitar la eficacia de algo”, “degradar; corromper; pervertir” y “hacer legalmente defectuoso o inválido; invalidar”. Nada tiene el poder de afectar, debilitar, degradar o invalidar lo que somos como imagen y semejanza espiritual de Dios, o nuestra capacidad para conocer nuestra verdadera identidad. Así que no importa cuánto tiempo hayamos albergado una sugestión material limitante acerca de nosotros mismos; podemos oponernos a ella en cualquier momento y resistirla.
Cuando era adolescente, me dejé llevar hacia un estado de rebeldía que resistía la autoridad. Esta rebeldía es lo opuesto de la rebeldía espiritual. Siempre que se hacía alguna regla, cuestionaba la sensatez de la misma y la autoridad de los que me rodeaban. También sentía que debía aprender de mis propias experiencias y errores, en lugar de prestar atención a la sabiduría de los demás. En aquel entonces, sentía que esto me permitía tener el control de mi vida, mis pensamientos y acciones; sin darme cuenta de que en realidad estaba permitiendo que me controlaran las decisiones equivocadas que tomaba. Sin embargo, esta naturaleza rebelde y reticente cambió por completo por medio de una transformación espiritual que ocurrió mientras leía las Escrituras. (Puedes leer más sobre esto en “Rediscovering me, childlike and free,” Christian Science Sentinel, August 16, 2010.)
Ahora soy madre, y puedo ver claramente el obvio contraste entre esa rebeldía, antinatural e inútil, y la rebeldía y el dominio otorgados por Dios que describe la Sra. Eddy y que Cristo Jesús expresó. La rebeldía inútil tan solo resiste por el simple hecho de resistir, sin razonar detenidamente o percibir las consecuencias con anticipación, es una forma de terquedad, falta de visión y obstinación humanas.
La rebeldía justa cede al control amoroso de Dios y ante la expresión de las cualidades de Dios. Resiste la opresión, el odio, la condenación propia, la justificación propia, la enfermedad, y la actitud de “yo primero”, cuando cede a la guía de Dios. Contrarresta estos elementos con cualidades espirituales tales como paz, humildad, compasión y un reconocimiento del poder del Cristo que está presente para elevar y sanar. Este tipo de rebeldía espiritual desarraiga el mal que se ha hospedado en difíciles rasgos de personalidad, condiciones físicas limitadas, hogares discordantes, negocios corruptos y gobiernos faltos de ética.
El mismo Espíritu Santo que Jesús manifestó está aquí con nosotros hoy. Este espíritu del Cristo actúa dentro de la consciencia humana para guiar a todo hombre, mujer y niño. Cada uno de nosotros tiene la capacidad y el poder de resistir toda sugestión material que nos pueda tentar. La autoridad del Cristo, la Verdad, nos capacita para resistir, rebelarnos contra toda fase del mal y superarla.