Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer
Original Web

Para jóvenes

Iba a tener una madrastra

Del número de mayo de 2020 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 9 de marzo de 2020 como original para la Web.


“Nos vamos a casar”.

Era el comienzo de las vacaciones de primavera cuando mi papá nos dio la noticia. Nuestra familia había ido a Florida para divertirnos en la playa, y allí estaba él, tomado de la mano de la que ahora era su prometida. Mi estómago se revolvió; iba a ser una semana larga.

 La novia de mi papá no me disgustaba, pero no estaba segura de querer que se uniera a la familia. Además, el compromiso fue una sorpresa para todos, y algunos miembros de la familia se sentían heridos. Mi mamá había fallecido cuando yo era una niña, y algunos pensaban que esa decisión era una falta de respeto hacia la memoria de mi madre. Muy pronto, los familiares dejaron de hablarse unos a otros, y comenzó a producirse un distanciamiento. Por mi parte, yo continuaba llorando o enojándome y marchándome furiosa cada vez que mi papá trataba de hablar conmigo.

Aunque deseaba que todo volviera a ser como antes, me di cuenta de que sería mucho más realista tratar de pensar de manera diferente y estar en paz con la situación. Fue entonces que decidí recurrir a la Ciencia Cristiana. Estaba buscando inspiración en el Himnario de la Ciencia Cristiana y llegué al Himno 192, uno de los que siempre me ha gustado.

 Mis ojos se posaron primeramente en la cuarta estrofa, donde dice: 

Después, al despertar 
   Te alabaré, 
y libre de pesar 
   un lugar para Dios [bethel] erigiré; 
si sufro habré de estar

Más cerca, Dios, de Ti. 
(Sarah F. Adams Himnario de la Ciencia Cristiana N° 192 trad.© CSBD, según versión en inglés)  

Aunque había leído esa estrofa antes, esta vez, debido a lo que pasaba con mi familia, finalmente entendí lo que decía: Por medio de nuestras adversidades, podemos acercarnos más a Dios. 

La palabra bethel en el original en inglés deriva de una palabra en hebreo que quiere decir “casa de Dios”. Yo quería comprender qué significaba erigir una “casa de Dios”. Recordé que Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, usa la palabra consciencia para reemplazar la palabra casa en el sentido espiritual del Salmo veintitrés que da en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras (véase pág. 578). Usando esa idea, reemplacé la palabra bethel  con la frase “consciencia de Dios”. Entonces pude ver que el himno describía que cuando enfrentamos un desafío (o pesar), nuestro pensamiento es impulsado por encima de las dificultades o circunstancias difíciles a la consciencia de Dios y Su amor. Los desafíos presentan oportunidades para elevar más alto nuestro pensamiento y estar conscientes de la fuente ilimitada del bien, que es Dios. Esto nos ayuda a sentirnos más cerca de Él y a encontrar paz, respuestas y curación.

La estrofa del Himno 192 también me recordó el pasaje de Ciencia y Salud que dice: “Los desafíos enseñan a los mortales a no apoyarse en un báculo material, una caña cascada, que traspasa el corazón” (pág. 66). Me encantó esa idea: que los desafíos por los que atravesamos en la vida nos enseñan a mirar más allá de las desilusiones y las limitaciones de la forma material de ver las cosas. Aquí, la perspectiva material diría que mi familia nunca podría volver a ser como antes, y que, de ahora en más, las opiniones personales, las emociones y la historia de la familia darían forma y dictarían nuestras interacciones. Pero la perspectiva espiritual me mostró una versión completamente diferente de la situación, en la cual Dios, el Amor, gobierna y cuida de todos nosotros.

A medida que estas ideas me ayudaban a ser más receptiva y a estar más dispuesta a resolver el problema, ya no evité las conversaciones con mi papá. Y en realidad, anhelaba apoyarme más en Dios y fortalecer más mi fe a través de esta experiencia.

Mi papá y yo comenzamos a conversar más acerca de cómo nos sentíamos. Y con mi nueva comprensión de que el Amor divino estaba gobernando, las cosas comenzaron a tener más sentido. Dejé de pensar que mi papá era egoísta por querer casarse. Y él dejó de sentir que yo era poco razonable al tener problemas con ello. Nuestra relación empezó a fortalecerse, y una vez más disfruté de estar con mi familia. Muy pronto después de que se casó, me sentí contenta con mi madrastra, y nos hemos llevado bien desde entonces.

Por medio de esta experiencia, me di cuenta de que no necesitamos temer las cosas difíciles que surgen en la vida. Cuando vemos cada desafío como una oportunidad de acercarnos más a Dios, podemos enfrentar las dificultades y los obstáculos con más valentía; y esperar ver las bendiciones que vienen al comprender a Dios un poco mejor.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / mayo de 2020

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.