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¿Debes el alquiler? Dios tiene una respuesta para ti

Del número de agosto de 2021 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 16 de agosto de 2021 como original para la Web.


Hace años, poco después de que mi esposo y yo nos separáramos, me mudé de nuestra casa (de la que éramos propietarios) a un apartamento (que tuve que alquilar), con nuestros dos hijos pequeños. Como yo tenía tres trabajos, uno de los cuales era bien remunerado en una empresa, no me preocupaban las finanzas. Pero un mes más tarde, de repente, todo el personal fue despedido porque la compañía había quebrado. Cerró cuatro días después. El sueldo que me habían estado pagando era casi el 80 por ciento de mis ingresos semanales.  

Como artista gráfica también hacía un poco de trabajo independiente, pero en aquel entonces no tenía ninguna ocupación extra ni se me debía dinero. Tenía que pagar mi alquiler mensual en cinco días, pero solo me quedaban USD 23 en el banco.   

Mi situación era drástica. Como hago siempre que el camino por delante es incierto, me volví a Dios y humildemente pedí Su guía con la plena expectativa de una respuesta. De inmediato, estas palabras del libro de texto de la Ciencia Cristiana me vinieron al pensamiento: “¿Estamos realmente agradecidos por el bien ya recibido? Entonces aprovecharemos las bendiciones que tenemos, y así estaremos capacitados para recibir más” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy, pág. 3). 

Había estado esperando mi próximo cheque de pago para comprar camas y otros muebles, así que los niños y yo estábamos durmiendo en el suelo en una envoltura de burbujas plegada o esponja de espuma. Solo teníamos una silla, una mesa pequeña y una lavadora. A pesar de todo, decidí hacer un inventario de gratitud. Primero, estaba agradecida por tener niños felices y saludables, un techo sobre mi cabeza, mucha comida en la despensa y un tanque lleno de gasolina. Aunque contábamos con pocas cosas materiales, también estaba agradecida por la libertad mental que sentía, y por la atmósfera propicia para el crecimiento espiritual.

Durante este inventario mental, reconocí que debido a que Dios es mi Padre-Madre amoroso, mi Padre divino, mis necesidades siempre son satisfechas. Durante mucho tiempo, también había estado viendo a Dios como mi verdadero empleador. Lo que fuera que estuviera haciendo humanamente, en realidad estaba “trabajando para Dios” y mi “trabajo” más importante era expresar Sus cualidades, tales como veracidad, inteligencia, integridad, creatividad, bondad, que tenemos de nuestro Padre-Madre por reflejo. Me recordé a mí misma ese hecho y reafirmé que nunca podía estar fuera de este trabajo.

A los pocos minutos de pedirle a Dios dirección, y orar de esta manera, sonó el teléfono. Una persona, de quien nunca había oído hablar, manifestó que le habían dicho que me llamara para obtener un presupuesto sobre algunos trabajos de diseño e ilustración. Dijo: “Tengo un pequeño trabajo que necesito para el viernes. ¿Podría venir a hablar sobre el mismo?”. Era lunes por la mañana y acababa de terminar mi almuerzo. Así que fui de inmediato a reunirme con él.  

Tenía que pagar mi alquiler mensual en cinco días, pero solo me quedaban USD 23 en el banco.  

¡Resultó ser un trabajo enorme! Debía elaborar el alzado de diseños de casas a partir de los planos, luego agregar jardines y fondos. Puedo dibujar muchas cosas, pero los edificios con perspectiva técnicamente correcta no era un talento en el que me distinguía. No obstante, sentí que esta oportunidad venía de Dios, y sabía por experiencia previa que el Amor divino no nos coloca en el lugar equivocado, o en una posición en la que no podamos cumplir. Así que dije: “¡Sí, puedo hacerlo!”. Me sentí llena de confianza porque sabía que podía confiar en que Dios me llevaría hasta el final.   

Y así fue. Cuando mi cliente me pidió un presupuesto por el trabajo no tenía idea de cuánto tiempo tomaría y lo que debería cobrar. Así que, orando (y no con poca desesperación), recurrí a Dios una vez más para obtener una respuesta, conociendo la verdad de estas palabras de Ciencia y Salud: “El Amor divino corrige y gobierna al hombre” (pág. 6), y recordando que el mismo Dios, el mismo Espíritu, la misma Mente divina universal que le dio a Moisés las palabras para convencer a miles de personas de dejar atrás sus vidas esclavizadas en Egipto y seguirlo en el desierto desconocido, estaba allí en ese momento conmigo y sin duda ¡me daría un presupuesto simple!

Estaba a punto de decirle USD 950 pero, por extraño que parezca, escuché mi voz decir USD 815. En cuestión de segundos estuvo de acuerdo y me dijo que me pagaría en efectivo cuando entregara el trabajo para que pudiera pagar mi alquiler a tiempo. Poco después de llegar a casa, un amigo que es artista gráfico me llamó y se ofreció a trazar los ángulos básicos para que comenzara el trabajo, ya que el dibujo en perspectiva era su especialidad. Cada una de mis necesidades estaba siendo satisfecha. Sentí un inmenso alivio.

Cuatro días más tarde (¡y después de tan solo 11 horas de sueño!), entregué el trabajo y el cliente quedó tan contento que se convirtió en uno de mis mejores clientes durante los próximos cinco años. Mencionó que alguien le había dado una cotización mucho más baja para el trabajo, pero algo le dijo que yo era la persona adecuada para hacerlo. Yo sabía que ese “algo” era la “voz callada y suave” de Dios que habla a cada corazón que escucha y respondió a mi necesidad tan plenamente como respondió a la de mi cliente.  

Esta experiencia demostró ser un recordatorio constante de que podía confiar en el cuidado, el apoyo y el momento oportuno del Amor divino. Dado que crie a mis hijos por mi cuenta, hubo muchas otras oportunidades durante los siguientes 15 años de probar la provisión de Dios para satisfacer todas nuestras necesidades. En cada instancia, la sensación de escasez inminente y la preocupación de cómo me las arreglaría financieramente fue borrada por la fe de que “para Dios todo es posible” (Mateo 19:26). De hecho, cuando las cosas salían mal, esperaba con interés ver qué solución divina brillante surgiría porque sabía que Dios ya tenía la respuesta. Y nunca me decepcionó.

En los años transcurridos desde entonces, a menudo he reflexionado sobre esta declaración de Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, en una compilación de sus escritos: “Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria. Nunca pidáis para el mañana; es suficiente que el Amor divino es una ayuda siempre presente; y si esperáis, jamás dudando, tendréis en todo momento todo lo que necesitéis” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 307). Qué hermosa promesa para todos nosotros.

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