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Original Web

PARA JÓVENES

Rápida curación de una muñeca fracturada

Del número de junio de 2022 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 4 de abril de 2022 como original para la Web.


La temporada de baloncesto estaba en marcha, y las cosas se estaban poniendo bastante intensas. Al principio de la segunda mitad de un juego, otro jugador me derribó y noté algo de dolor en la muñeca derecha. No parecía tan malo, y pensé que podía ponerle un poco de hielo y jugar en el próximo juego. Pero cuando el entrenador vio lo hinchada que estaba mi muñeca, me pidió que la hiciera revisar antes de volver a jugar. 

Unas horas más tarde, me encontraba en una clínica médica, donde un doctor me explicó que me había fracturado la muñeca. Dijo que para que se sanara tenía que usar un yeso durante unas seis semanas, lo que significaba que me perdería el resto de la temporada de baloncesto y tendría que dar mis exámenes finales con la mano izquierda. 

Me sorprendió, y después de escuchar su evaluación, tuve muchos pensamientos negativos, como que mi temporada de baloncesto había terminado y que no me iría bien en mis finales porque no podía escribir. También tenía que decidir qué tipo de cuidado iba a aceptar para mi muñeca. Si bien el médico me había recomendado un yeso duro, también estaba dispuesto a dejarme usar solo un cabestrillo temporal. 

Al pensar en qué opción elegir, me di cuenta de que usar un yeso duro implicaba que mi muñeca tardaría cierta cantidad de tiempo en sanar. Como Científico Cristiano, había aprendido que las curaciones pueden producirse mediante la oración y ser rápidas, incluso instantáneas, como lo son en la Biblia. Quería dejar espacio para esa posibilidad con mi muñeca, así que decidí que poner la muñeca en el cabestrillo me ayudaría a poner toda mi fe en Dios para sanar, y no en el tiempo.

Aunque quería mantenerme positivo y esperaba sanar, los próximos días me parecieron todo un desafío mentalmente, y era difícil mantener mis pensamientos enfocados en Dios. Luego, el domingo, fui a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, que terminó como siempre lo hace con un pasaje llamado “la declaración científica del ser” de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy. La parte que me llamó la atención fue: “El Espíritu es Dios, y el hombre es Su imagen y semejanza. Por lo tanto, el hombre no es material; él es espiritual” (pág. 468).

Sí, había escuchado estas palabras cientos de veces, pero esta fue la primera vez que las tomé en serio. Me dieron una nueva perspectiva acerca de Dios y de mi verdadera naturaleza. Puesto que Dios es Espíritu y el hombre (incluyendo a todos) es espiritual, yo —como Dios— no tengo limitaciones. No tenía que esperar para convertirme en espiritual o completo; eso es lo que ya soy.  

En ese momento decidí dejar de mirar el problema y empezar a buscar la solución. Comencé a orar con un practicista de la Ciencia Cristiana, y leí gran parte del capítulo sobre fisiología en Ciencia y Salud. Muchas cosas de ese capítulo me llamaron la atención, pero algo que fue especialmente relevante para mi situación y me inspiró mucho fue esto: “Jesús echó fuera el mal y sanó a los enfermos, no sólo sin medicamentos, sino sin hipnotismo, el cual es el reverso del poder ético y patológico de la Verdad” (pág. 185). Esto me dio la confianza para seguir recurriendo a Dios, la Mente divina, en busca de respuestas y enfocarme en la curación en lugar de en las frustraciones sobre lo que no podía hacer físicamente. 

Después de tan solo una semana y media, mi muñeca estaba completamente bien. No obstante, mi entrenador dijo que no podía jugar, a menos que la clínica me diera el visto bueno, así que regresé. Todos en la clínica estaban contentos de ver lo rápido que la muñeca se había sanado, y me autorizaron jugar. Esto significaba que ya no necesitaba un cabestrillo, y pude terminar el resto de la temporada de baloncesto y dar mis exámenes finales con facilidad. 

Aunque estaba agradecido de que mi muñeca estuviera bien, la parte más importante de esta curación fue el crecimiento espiritual que experimenté, porque ahora sé que puedo recurrir a Dios en cualquier área de mi vida y Él me dará la comprensión espiritual y la guía que necesite.

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