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Para jóvenes

No juzgues

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 9 de julio de 2018


Para mí, ser Científica Cristiana consiste en muchas cosas, pero una de las más importantes es el amor. Sin embargo, a veces las críticas negativas acerca de otras personas pueden obstaculizar el camino.

La escuela del bachillerato a la que asistía era un lugar maravilloso donde tenía un grupo grande de amigos con quienes tenía una relación muy estrecha, así como relaciones amistosas con otros estudiantes. Sin embargo, no podía liberarme de la sensación de que muchos de los estudiantes de la escuela juzgaban mucho a los demás.

A mí realmente no me gustaba ese sentimiento, así que el verano antes de mi último año, decidí orar al respecto. Mientras oraba, de pronto me di cuenta de algo que me sorprendió mucho. Se me ocurrió que una de las razones por las cuales sentía que mis compañeros eran muy críticos era que yo también juzgaba a algunos de ellos. Esto como que me despertó totalmente y empecé a orar de una forma diferente. En Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras Mary Baker Eddy escribe: “La parte vital, el corazón y alma de la Ciencia Cristiana, es el Amor” (pág. 113). Me di cuenta de que, si quería que acabaran las críticas, necesitaba amar incondicionalmente a todos en mi clase, y verlos solo como Dios los ve: perfectos y completamente buenos. Empecé a orar con estas ideas y a buscar las buenas cualidades que expresaba cada persona. Dejé de lado los rumores, los incidentes pasados, las opiniones preconcebidas y cualquier otra cosa que oscureciera la percepción que tenía de mis compañeros. En cambio, empecé a amarlos con total libertad.

Cuando regresé a la escuela para cursar mi último año, la dinámica de mi clase había cambiado por completo. Cuando empezó el año, se resolvieron varias situaciones sociales conflictivas, y se formaron nuevas amistades y hubo más respeto. Como compañeros de clase desarrollamos relaciones más fuertes y mejores, y pudimos trabajar juntos armoniosamente en varios proyectos importantes.

Esta experiencia me ayudó a comprender mucho más claramente lo que significa amarnos unos a otros con total libertad reflejando al Amor divino. Para mí, una de las cosas que destaca a la Ciencia Cristiana es el tipo de amor que enseña. El amor que Cristo Jesús enseñó, y que nos esforzamos por expresar como Científicos Cristianos, es puro y espiritual. Nos capacita para ver más allá de la personalidad o los malos rasgos de carácter, y percibir la verdadera naturaleza de cada uno como hijo e hija de Dios. Esta experiencia me mostró que este amor es sanador. De hecho, he aprendido que la curación con frecuencia comienza cuando amo a la gente en mi vida con este amor puro y espiritual, y comprendo que la fuente de este amor es Dios, el Amor divino.

Cuando amamos de esta forma y permitimos que el Amor divino sea el centro y la fuente de nuestros pensamientos y acciones, no hay lugar para juzgar a los demás, ¿Cómo podría esa crítica manifestarse si el amor sanador está en primer plano en nuestro pensamiento?

Por supuesto, amar de esta forma no es algo que aprendemos de la noche a la mañana. Es algo que estoy descubriendo y desarrollando más constantemente. Y eso es otra cosa que me encanta de la Ciencia Cristiana. Una de las palabras que a menudo escuchamos que se asocia con la Ciencia Cristiana es la práctica. Y eso es muy alentador porque quiere decir que todos estamos creciendo juntos. Cada uno de nosotros está practicando cómo vivir este amor puro y espiritual que ve al hijo perfecto de Dios en todos aquellos con los que nos encontramos. Y podemos seguir practicándolo en situaciones en las que podría resultarnos más fácil juzgar que amar.

A menudo se critica duramente a la religión por “juzgar”. Sin embargo, una de las razones de que soy Científica Cristiana es que la Ciencia Cristiana genuina nos eleva y aparta de las críticas negativas, demostrándonos que podemos ser una transparencia para el Amor divino. Y es sumamente natural que ese amor sanador resplandezca y toque a todos aquellos con los que nos encontramos.

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