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Para jóvenes

Cuando me lastimé el pie practicando tae kwon do

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 13 de septiembre de 2021


Me encanta practicar tae kwon do, un arte marcial coreano. Pero una vez, durante la práctica, me lesioné el pie. Estaba hinchado y me dolía cuando caminaba. Inicialmente, lo ignoré, pensando que mejoraría por sí solo. Pero empezó a dolerme más intensamente.  

Durante los últimos cuatro años, he estado asistiendo a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana en Chandigarh, India, donde vivo. Allí he aprendido a orar, y que puedo orar por cualquier problema que esté enfrentando, incluso lesiones o enfermedades. Así que decidí volverme a Dios y también busqué la ayuda en oración de una practicista de la Ciencia Cristiana. Ella compartió esta cita de un libro que he leído en la Escuela Dominical, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “La metafísica divina de la Ciencia Cristiana, como el método en la matemática, comprueba la regla por inversión. Por ejemplo: No hay dolor en la Verdad, y no hay verdad en el dolor; no hay nervio en la Mente, y no hay mente en el nervio; no hay materia en la Mente, y no hay mente en la materia; no hay materia en la Vida, y no hay vida en la materia; no hay materia en el bien, y no hay bien en la materia” (pág. 113).

Tenía sentido para mí que Dios no conoce el dolor, porque Él es Amor y es sólo bueno. Así que oré para comprender que para Dios, el Amor, el dolor es desconocido y, por lo tanto, no puede existir. También oré con la idea de que, puesto que Dios siempre me está protegiendo y cuidando, sería imposible estar lastimada.

Varios días después, estaba a mitad de camino a mi clase de tae kwon do cuando noté que me dolía mucho el pie. Al principio me sentí obligada a dar la vuelta y regresar a casa. Pero entonces, casi de inmediato, me detuve y me di cuenta de que en cambio podía verme a mí misma desde una perspectiva espiritual. Si regresaba eso iría en contra de lo que había estado viendo más claramente a través de mis oraciones: que la realidad espiritual acerca de mí es que soy completa y estoy ilesa. Sentí que era correcto asistir a mi clase ese día. Mientras lo hacía, me recordé a mí misma que cada actividad que hago está gobernada por Dios, por lo que no puede haber dolor o incomodidad. También afirmé que mi verdadera identidad es espiritual; soy la hija de Dios.  

Al principio, esperaba no tener que hacer ningún ejercicio vigoroso. Pero entonces me di cuenta de que como Dios está gobernando, no tenía nada que temer. Así que dejé de pensar en ello. Y durante la clase, me olvidé por completo del dolor. La clase estuvo bien, y la disfruté.  

Unos días más tarde, después de orar constantemente con estas ideas, me di cuenta de que no había rastro de hinchazón o dolor. Había sanado por completo en una semana.

Estoy muy agradecida a Dios por la oportunidad de asistir a la Escuela Dominical cada semana. Y estoy agradecida por esta maravillosa experiencia, que me ha ayudado a sentirme más segura de confiar en Dios. 

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