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Para jóvenes

Una curación propia

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 25 de julio de 2022


Estaba completamente oscuro cuando comencé a caminar de regreso a mi cabaña después de una reunión de campamento. Para no despertar a ningún campista, decidí no usar mi linterna. No más de diez segundos después me llevé por delante una maceta, y me golpeé la espinilla con fuerza. El dolor era agudo y parecía que estaba empeorando.

Aunque crecí en la Ciencia Cristiana y había escuchado y leído sobre las curaciones de otras personas, no sentía que hubiera tenido mucho éxito con mis propias curaciones. Por otra parte, realmente no había tenido muchas cosas en mi vida que necesitaran curación. Pero cuando vi mi pierna bajo la luz del baño cuando me cepillaba los dientes unos minutos después, noté que mi espinilla se estaba volviendo más oscura que mi color de piel normal, y parecía que tendría un moretón feo al día siguiente. Me di cuenta de que, si bien este problema parecía pequeño, ningún problema es demasiado pequeño como para ser sanado.

Caminé de regreso a mi cabaña, y justo antes de cerrar mi baúl para meterme en la cama, vi un ejemplar de la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana de la semana anterior. El tema era “¿Evolucionó el universo, incluso el hombre, mediante fuerza atómica?”

Como consejero, una de mis responsabilidades era ayudar a dirigir el “tiempo de reflexión” todos los días, durante el cual comentábamos y explorábamos la Ciencia Cristiana con los campistas. Esto frecuentemente significaba leer y hablar sobre la Lección Bíblica de esa semana. Como mis campistas eran niños de ocho años, a menudo, cuando hablábamos de la Ciencia Cristiana, lo hacíamos a un nivel bastante básico. Entonces, otro consejero y yo habíamos comenzado nuestra explicación del tema de esa Lección a nuestros campistas simplemente haciendo la siguiente pregunta: “¿Evolucionó el universo, incluso el hombre, mediante fuerza atómica?” 

La respuesta es no, en base a las enseñanzas de la Ciencia Cristiana, que revelan que el universo, incluido cada uno de nosotros, es totalmente espiritual. Me gusta la forma en que Mary Baker Eddy explica esto en las dos últimas líneas de “la declaración científica del ser” en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “El Espíritu es Dios, y el hombre es Su imagen y semejanza. Por lo tanto, el hombre no es material; él es espiritual” (pág. 468).

Ver el tema de la Lección de la semana anterior me hizo pensar en esa conversación, y comprendí el error que había cometido al pensar en mi colisión con la maceta. Por más real que pareciera, el moretón en realidad no formaba parte de mí porque soy espiritual y completo, una expresión de Dios, no un cuerpo material que puede ser dañado. 

Hojeé esa lección y encontré un versículo de la Biblia que dice así: “Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu” (Romanos 8:5). Me di cuenta de que necesitaba comprender más profundamente por mí mismo las ideas fundamentales de la Ciencia Cristiana que había estado enseñando a mis campistas. Realmente pude ver que soy espiritual y, por lo tanto, estoy gobernado por las leyes del Espíritu, Dios, y que estas ideas son simplemente un hecho. Dios es el único poder. 

Me quedé dormido pensando en estas ideas, y a la mañana siguiente el moretón había desaparecido por completo. No había dolor ni decoloración alguna. 

Estaba agradecido de haber tenido mi propia curación y aprender que no importa con lo que estemos tratando, grande o pequeño, siempre podemos descubrir más sobre las leyes de Dios y experimentar sus efectos.

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