Un día, pasé a recoger a mi hermana mayor por su trabajo para irnos caminando juntas a casa. Me quedé esperándola afuera del edificio, cuando noté que un muchacho, aparentemente muy drogado, pasaba junto a mí. Pasó dos veces, hasta que a la tercera se paró a mi lado y empezó a querer abusar de mí. Forcejeamos un poco y comencé a sentir miedo.
Pero de inmediato recordé lo que había aprendido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana acerca del “hombre espiritual” y empecé a orar. En Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy escribe: “El hombre es espiritual y perfecto; …es la compuesta idea de Dios, incluyendo todas las ideas correctas” (pág. 475).
Los dos éramos ideas de Dios, hechos a Su imagen y semejanza.
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