Hace poco, me desperté una mañana con muchos dolores, y lo primero que hice fue entrar a este sitio web para leer testimonios de curaciones. Tus testimonios. No recuerdo cuántos leí, pero fueron probablemente una docena, por lo menos. Al hacerlo, ocurrió algo realmente fantástico.
Cuando me desperté, mi mente estaba conmocionada de temor y preocupación por el dolor. Me embargaban y me venían muy rápidamente pensamientos como “¿Qué causó esto?” y “¿Cuánto va a durar?”. Pero a medida que leía tus curaciones, mis pensamientos en lugar de estar fijos en mi cuerpo, comenzaron a sentir que, de hecho, el Amor divino era lo que realmente estaba presente, no el dolor. Y sentí la seguridad de que estaba utilizando el enfoque más seguro y eficaz para sanar, al escuchar y orar detenidamente para que Dios —el Amor, que es también la Verdad— me dijera lo que era verdad acerca de mí. Vi en todos tus testimonios lo poderoso que es este enfoque. En cada caso, cuando permitiste que las ideas correctas, buenas y puras de Dios llenaran tus pensamientos, fuiste sanado. Y después de leer tus testimonios, mi propio pensamiento cambió y yo también fui sanada.
Considera cuán poderosas son tus curaciones; qué importantes son.
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