Para niños
La estaba pasando muy bien en la montaña, hasta que un montón de nieve en polvo atrapó uno de mis esquís, haciéndome girar fuera de control. Traté de reducir la velocidad, pero en lugar de eso, fui cada vez más rápido.
En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, he aprendido que Dios es una ayuda siempre presente.
La familia de Eli hizo una lista de ángeles. Algunos de los ángeles en los que pensaron fueron cómo ser amables, cómo sentirse más felices, cómo ser útiles y recordatorios de que Dios nos hizo buenos.
He estado asistiendo a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, así que sé que Dios, que es Amor, cuida de mí y nunca deja de hacerlo.
Más tarde ese día, tuve la idea de que podría volver a tener dolor de estómago, pero recordé que solo debía escuchar a Dios y Sus buenos pensamientos.
Cada vez que pensaba en mi caballo, me aseguraba de pensar de la manera correcta. En lugar de preocuparme —de tener pensamientos de temor— pensaba en que él era la creación espiritual de Dios.
Orar puede ayudarnos a escuchar los buenos pensamientos que siempre vienen de Dios, y esos pensamientos nos sanan.
Los nombres de Dios nos ayudan a conocerlo mejor. Entonces podemos sentir a nuestro Padre-Madre Dios con nosotros siempre.
Sentí algo especial ese día, al darme cuenta de que las oraciones de mi madre habían marcado la diferencia. Dios dice en la Biblia: “No temas, porque yo estoy contigo” (Isaías 41:10).
Mi maestra siempre es amable conmigo. Hablamos de ver con mis “gafas de Dios”. Esto es algo que decimos cuando solo veo el bien, que es lo que es Dios.