Editoriales
Podemos contar con Dios como el Amor, la Verdad y la Vida, como el fundamento de nuestras vidas.
Independientemente de que seamos hombres o mujeres, podemos tomar medidas prácticas para ser justos y equitativos en nuestro pensamiento y trato con los demás.
El propósito de todo lo que Cristo Jesús dijo e hizo fue hacer que las personas vieran y sintieran la vitalidad del reino de los cielos, o la supremacía y realidad de Dios, el bien, en sus vidas. Inicialmente, estas buenas nuevas del poder y la soberanía del Espíritu pueden haber parecido algo lejano, al que solo podían tener la esperanza de alcanzar, y muy separado de sus vidas diarias.
La ley del Amor es que el Amor es Todo y que, como reflejos de Dios, es nuestra naturaleza inmutable amar, amar, amar.
Cada uno de nosotros tiene la capacidad natural de expresar paciencia y gracia como hijo de Dios.
Comprender que podía tener más fe en Dios que en un gran saldo bancario me trajo un gran alivio.
Tu “canasta de hermosos duraznos” puede ser algo que le das a otra persona o un tiempo que compartes con alguien que lo necesita. Puede ser expresar amabilidad a alguien que ha sido grosero contigo.
Cuando una creencia falsa es corregida a través de la comprensión de la Verdad, se produce como resultado la curación.
Podemos enfrentar los desafíos prolongados con una consciencia inquebrantable del poder de Dios para responder a cada necesidad humana.
Es Dios quien unifica, y como cualidad de Dios, la unidad es básica para lo que somos.