
Editoriales
Cuando el pensamiento está abierto a este hecho, podemos experimentar esta realidad, el amanecer de nuestra propia resurrección, cada día; elevándonos del entierro del pensamiento en el materialismo hacia la comprensión y la prueba de la Verdad infinita.
Comprender las leyes espirituales dilucidadas en el libro de texto nos permite demostrar nuestra libertad, incluso de la idea errónea de que la enfermedad es o alguna vez fue parte de nosotros.
Somos capaces de ver que todo está bien con nosotros porque un Dios completamente bueno, la Mente divina, es la fuente de lo que realmente somos como semejanza de la Mente.
La humildad es estar dispuestos a volvernos a Dios fiel y diligentemente y ceder nuestros impulsos humanos al hecho de que Dios tiene el control.
Todos tenemos una función vital que desempeñar para dar testimonio del Amor que es Dios como el único y verdadero motivador de cada uno de nosotros. Comprender esto y orar desde este punto de vista por un vecindario, una comunidad o un mundo tendrá sin duda un efecto sanador.
Cuando nos volvemos a Dios para descubrir lo que realmente está sucediendo, el sentido espiritual nos libera del sufrimiento al revelar la realidad armoniosa de Dios y del hombre.
La verdad de que nuestra relación depende totalmente de Dios reside en que Él es nuestro Padre-Madre, nuestro Padre divino, completamente bueno, omnisciente, omnipresente, todopoderoso y ciertamente confiable.
La fe en Dios como del todo bueno, el único poder y siempre presente nutre la comprensión científica de la ley divina. Esta ley concluye lógicamente que toda enfermedad y deformidad en nuestros cuerpos humanos y sociedades debe ceder inevitablemente ante el hecho espiritual de nuestra integridad y plenitud eternas como hijos de Dios.
Nuestra historia humana de faltas y rasgos desagradables puede parecer un obstáculo temporal para amarnos a nosotros mismos, pero no nos puede impedir que experimentemos amor.
Dios cumple Sus promesas: ha hecho nuevas todas las cosas para siempre. Al comienzo del nuevo año, hagamos una resolución que podamos cumplir. Veámonos a nosotros mismos como Dios nos hizo: nuevos, inocentes, rectos y libres.