
Relatos de curación
En ese momento me di cuenta de que se necesitaba más. No era suficiente profesar un amor teórico por mi jefe sobre la base de que era miembro de la raza humana. En cambio, necesitaba ver que este hombre era el hombre que hizo Dios.
Empecé a leer el libro. Aunque al principio no comprendí el contenido, sentí que me haría bien, así que seguí explorándolo. Compré un número de El Heraldo de la Ciencia Cristiana. A medida que lo leía, empecé a entender más.
Sabía que nunca podría ser nada menos que Su reflejo; por lo tanto, jamás podría perder el cuidado o el amor de Dios o tener menos que completa libertad en todos los aspectos de mi vida.
Tenemos un solo cuerpo, una sola identidad, y ese cuerpo está compuesto únicamente de sustancia espiritual, incluyendo la verdadera idea espiritual del corazón.
Recordé una idea que escuché una vez: que nuestros dientes tienen la sustancia del Espíritu y están arraigados en la Verdad y coronados con el Amor. Lo tenía en mente cada vez que me cepillaba los dientes.
Al orar sobre esto, pensé que, puesto que los servicios de nuestra iglesia estaban dedicados a adorar a Dios, era la mano divina la que guiaba el bienestar de nuestra iglesia, incluida la selección de los músicos.
Estoy agradecida por esta demostración eficiente de la eficacia sanadora de las verdades de la Ciencia Cristiana, que se dan en todo el mundo a través de la Lección-Sermón leída durante los servicios de la iglesia de la Ciencia Cristiana.
Mientras tratábamos a nuestro hijo a través de la Ciencia Cristiana, continuamos teniendo claramente en mente que era un hijo de Dios: perfecto, espiritual y sano. También reconocimos que, como tal, solo podía ser la imagen y semejanza de lo que es Dios, el bien, y que su naturaleza siempre había consistido plenamente en reflejar a Dios, el Amor.
Con todas las ideas anteriores, puedo empezar a comprender la totalidad de Dios, entendiendo que, dado que Dios lo es todo, no hay lugar para el caos, la enfermedad o cualquier otra situación que parezca grave y que, sin embargo, cuando cambiamos nuestra perspectiva correctamente, desaparece en la nada.
La Ciencia Cristiana siempre ha sido mi roca, mi refugio, mi guía. Pero esta experiencia, más que todas las demás, fortaleció mi confianza en Dios, la Verdad divina y mi comprensión del reino de Dios.