
Relatos de curación
Tous les besoins humains sont comblés lorsque nous accueillons le Christ, la Vérité, dans notre pensée, au lieu de chercher à résoudre les difficultés par d’autres moyens.
Dios no me había abandonado —y jamás podría abandonarme ni a mí ni a ninguno de nosotros— ni siquiera cuando yo buscaba provisión en otro lugar aparte de Él. Cuando me vi a mí misma como la hija de Dios, a la que nunca le puede faltar nada y a la que nunca le ha faltado, todo se resolvió.
A los amigos les preocupaba la posibilidad de que nuestra casa fuera embargada si no la vendíamos, y nadie pensó que encontraríamos un comprador. Pero yo estaba agradecida de que nuestra casa nos hubiera bendecido durante ocho años, y sabía que bendeciría a alguien más.
Ahora se la verdad que soy hija de Dios, soy Su imagen y semejanza, soy Su reflejo y esto es una liberación.
Esta experiencia fue, para mí, un recordatorio de las bendiciones que se manifiestan cuando confiamos en Dios por completo, al escucharlo y obedecerlo solo a Él.
Hoy veo con toda felicidad que si las dificultades me toman por sorpresa, duran muy poco y son desterradas muy rápidamente mediante la Verdad del Cristo —el mensaje eterno de amor de Dios— que Jesús tan claramente ejemplificó. No hay vuelta atrás.
Debido a que estaba etiquetando a mi familia como poco amorosa y desconsiderada, amarlos parecía bastante difícil. Necesitaba corregir mi forma de pensar acerca de ellos, debía verlos y amarlos como hijos de Dios.
Agradecí inmensamente a Dios y sentí una renovada fortaleza para seguir aprendiendo y practicando las enseñanzas de la Ciencia Cristiana.
Sólo Dios tiene vida, verdad, inteligencia y sustancia. Este razonamiento me llevó a la conclusión: “No consideres la materia como tu dios”. Sentí mucha alegría al comprender estos pasajes después de leerlos y repetirlos tantas veces antes.
Los artículos de El Heraldo de la Ciencia Cristiana, así como las ideas espirituales de otra literatura de la Ciencia Cristiana que me llegó a las manos, me ayudaron mucho a ver al hombre sin ningún defecto y a pensar en el perdón.