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Para jóvenes

Problemas con la profesora

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 7 de enero de 2022


Temía mi clase de física. En mi escuela, todos deben seleccionar un “campo de acción” que incluya clases específicas basadas en una asignatura de interés. Elegí el campo de la energía renovable. Todos los estudiantes en ese campo deben tomar física con la misma profesora. Había escuchado de estudiantes anteriores que ella era muy exigente, así que comencé la clase con bajas expectativas.

Tener una actitud negativa hizo que el primer trimestre fuera muy difícil, especialmente porque este era mi primer semestre de clases en línea únicamente. Me frustraba con facilidad por las tareas que nos daba la profesora, y me costaba comunicarme con ella fuera de clase porque rara vez revisaba sus correos electrónicos.

Las primeras semanas fueron complicadas, y traté de minimizar mis interacciones con ella. Afortunadamente, al mismo tiempo, tenía llamadas semanales con mi maestra de la Escuela Dominical, y decidí hablar con ella sobre mis problemas con esta profesora. Me dijo que tratara de enfocarme en la Regla de Oro de las enseñanzas de Jesús en la Biblia. La Regla de Oro nos anima a tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros. Me sugirió que pensara en los demás como me gustaría que pensaran en mí y que tratara de pensar en algo positivo acerca de mi profesora cada vez que tenía su clase. En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana había aprendido que es importante ver a las personas como Dios las ve —es decir, adorables y buenas, no como individuos con defectos que necesitan ser mejores— así que traté de hacer eso con mi profesora.

A la siguiente clase de física, oré y traté de reconocer algunas cosas positivas sobre ella, pero me pareció extremadamente difícil hacerlo. Cada vez que notaba algo positivo, también pensaba en diez cosas negativas. Sentía que no estaba progresando, pero para entonces, el semestre de todos modos ya había terminado.

No obstante, sabía que tendría que reencontrarme con esta profesora el próximo semestre, así que seguí tratando de encontrar una respuesta espiritual. En mi clase de la Escuela Dominical, una de las ideas sobre las que hablamos fue cómo cambiaría nuestra perspectiva si viéramos al mundo con “anteojos espirituales”. Los “anteojos espirituales” nos ayudan a ver a las personas de la manera en que Dios las creó, en lugar de basarnos en las apariencias superficiales e impresiones negativas. Confiar en la perspectiva de Dios nos ayuda a dejar de lado lo malo en alguien para ver solo las mejores cualidades, las cualidades espirituales. 

Decidí intentar esto. Pensé en algunas cualidades positivas que mi profesora expresaba, tales como inteligencia, atención al detalle, pasión por su asignatura, paciencia y la disposición a confiar en sus estudiantes para encontrar soluciones creativas. También tuve la idea de cambiar mi actitud y mi enfoque de la clase.

Tan pronto como comenzó nuevamente la clase de física, empecé a participar más y a asistir a su horario de oficina en línea cada semana para profundizar mi conocimiento de lo que estábamos aprendiendo. Mi profesora realmente respondió a este cambio grande e incluso me dio su dirección de correo electrónico y número de teléfono personales para que pudiera comunicarme con ella fuera de clase. Llegamos a conocernos mejor e incluso me envió oportunidades de pasantías para el verano. 

Orar y buscar solo lo bueno me ayudó a dejar atrás mi actitud crítica y frustrada, así como mi visión unilateral, para ver que ella era una buena profesora que solo quería lo mejor para mí y sus otros estudiantes. Con este cambio en mi forma de pensar, pude superar mi juicio por completo y verla como a una hija de Dios.

Me alegro de que este año escolar hayamos vuelto a las clases presenciales, y fue divertido conocer finalmente a esta profesora en persona. Espero aplicar lo que he aprendido a mi educación en la universidad y a cualquier relación difícil que pueda encontrar en el futuro. Esta experiencia me enseñó que la Ciencia Cristiana trae una perspectiva diferente y sanadora.

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