Acababa de quedar soltera. Nuevas compañeras de apartamento. Sin trabajo. Facturas acumuladas. Y un coche prestado. Así es como comencé, hace muchos años, la búsqueda de un trabajo que necesitaba con urgencia.
Por haberme criado en la Ciencia Cristiana, estaba familiarizada con esta idea de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana” (pág. 494). Sabía por experiencia que esto era cierto acerca del Amor divino, Dios. Pero ¿cómo funcionaría esto en mi situación actual?
La Ciencia Cristiana, basada en la Biblia, también enseña que Dios nos ha creado a todos llenos de alegría y satisfacción; tenemos una alegría innata y un deseo de hacer el bien que proviene de Dios. Reconocer nuestra verdadera identidad espiritual como descendencia o expresión de Dios —y por lo tanto nuestra relación entre nosotros como hermanos y hermanas— nos capacita para hacer nuestra parte al ayudar a satisfacer la necesidad que tiene el mundo de la verdad, la salud y la felicidad.
Sin duda, mi deseo era encontrar un trabajo. Pero tenía más que aprender, a un nivel más profundo. Ciencia y Salud afirma: “El deseo es oración; y ninguna pérdida puede ocurrir por confiar a Dios nuestros deseos, para que puedan ser moldeados y exaltados antes de que tomen forma en palabras y en obras” (pág. 1).
Me dirigía a una entrevista cuando vi un cartel en la ventana de una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana que decía: “Ya estás empleado”. Entré corriendo. “¡Por favor, explícame ese cartel!” Le pedí apresuradamente a la persona que trabajaba allí, que sonrió. Tuvimos una charla maravillosa que me hizo comprender más acerca de Dios, y me vinieron cuatro cosas principales:
- Nuestra plenitud: Dios provee todo lo que necesitamos. Esto incluye estar ocupados en todo momento en utilizar todas las cualidades espirituales que Dios nos ha dado en lo que sea que estemos haciendo cada día. De esta manera, cada uno de nosotros puede estar en los negocios de nuestro Padre celestial, siguiendo el ejemplo de Jesús (véase Lucas 2:49).
- Nuestro propósito: Ya está establecido. Dios nos conoce, nos coloca en nuestro lugar y regula nuestro andar. Podemos apoyarnos en Dios y dejar que la bondad divina se exprese en todo lo que hacemos. La bondad se multiplica, por lo que podemos comenzar allí donde estamos. En La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, la Sra. Eddy nos alienta a elevarnos “por encima de la tan repetida pregunta: ¿Qué soy yo?, a la respuesta científica: Yo soy capaz de impartir verdad, salud y felicidad, y ésta es mi roca de salvación y la razón de mi existencia” (pág. 165).
- Nuestro futuro: Dios existe en el eterno ahora, y por lo tanto expresa bondad, alegría y propósito en cada uno de nosotros, eternamente. Con gratitud, podemos contar con la guía y protección de Dios, siempre.
- Nuestro valor: Dios, el Amor, nos creó a cada uno de nosotros a Su imagen y semejanza. Todas las cosas creadas por Dios tienen valor y propósito, y todas las ideas de Dios —incluso nosotros— son armoniosas. Las ideas de Dios no pueden competir entre sí, juzgarse unas a otras o retener algo de valor la una de la otra, porque cada uno de nosotros es una expresión completa, plena y única de la bondad del Amor.
Fui a la entrevista con la renovada confianza de que ya estaba empleada y valorada, y que todos estábamos unidos en el mismo propósito de ver el bien. Sentí que iba a la entrevista no desesperada, sino con el objetivo de impartir bondad lo mejor que pudiera y ser testigo del Amor divino en operación. Vi que había razones para tener esperanza tanto para mí como para el entrevistador: sus necesidades serían respondidas para encontrar al candidato adecuado, e incluso si ese no fuera yo, confiaba en que Dios me elevaría e inspiraría de maneras que me llevarían adelante.
Resultó que la entrevista estuvo muy bien, conseguí el puesto y comencé a trabajar a la semana siguiente.
Reconocer que Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para conocer y reflejar Su bondad elimina el temor de que no tendremos lo que necesitamos. “Moldea y exalta” nuestros móviles hacia una meta más elevada y noble: ver que el Amor divino ya está elaborando su propósito para todos. Podemos estar empleados para ser una bendición dondequiera que estemos. Y ese es el trabajo que Dios tiene para todos nosotros.
