En 2015, recibí una carta de La Iglesia Madre invitándome a ir a Boston en junio para asistir a las sesiones de capacitación para los Coordinadores de Comunicaciones de todo el mundo. Lo primero que hice fue renovar mi pasaporte. También incluí este plan de viaje en mis oraciones, reconociendo esta invitación como una manifestación del amor de Dios y un apoyo al movimiento de la Ciencia Cristiana en mi país, Camerún.
Luego comencé a trabajar con el consulado de los Estados Unidos para obtener una visa. El procedimiento es muy sencillo: El solicitante llena un formulario en línea, luego es invitado a una entrevista, al final de la cual se concede o se niega la visa.
Pero cuando fui al sitio web del consulado, la fecha más temprana que me ofrecieron fue en septiembre, tres meses después de la sesión de capacitación. Admito que en esta etapa del proceso mi moral estaba en su punto más bajo. Para animarme después de esta mala noticia, me apoyé en estas verdades del Himno 10 del Himnario de la Ciencia Cristiana: “Todo el poder es del Señor, / en Él confiar podemos” (Frederic W. Root). También encontré aliento en el Himno 166, que incluye estas dos estrofas:
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