Hace poco me encontré con un diario que mi padre escribió cuando era adolescente en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. La primera página es solo una columna de números y algunas letras. De inmediato las reconocí como citas que habían sido copiadas de las Lecciones Bíblicas del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Los nazis habían proscrito la Ciencia Cristiana durante la guerra, y he leído o me han contado muchos relatos de primera mano de que los Científicos Cristianos hicieron todo lo posible para contrabandear los Trimestrales entonces vigentes a Alemania, porque los miembros se sentían empoderados al saber que leían y eran sostenidos por las mismas Lecciones que estudiaban y aplicaban los estudiantes de la Ciencia Cristiana en todo el mundo. Tener la Lección corriente era importante para ellos. Tener una forma tangible de participar en un esfuerzo unido y de oración para traer paz a un mundo devastado por la guerra les daba esperanza y propósito. Una vez que las Lecciones llegaban a Alemania, las citas eran copiadas de una manera que parecía ser simplemente una lista de números en una página si los interceptaban los nazis. Luego eran distribuidas a través de una especie de red clandestina por toda Alemania. Todo esto me recordó el tipo de imágenes que se ven en una película de espías de suspenso.
Pero cuando pasé la página, pude apreciar más profundamente lo que estas Lecciones Bíblicas significaban para las personas que las recibían. La primera línea de la entrada de mi padre decía: “Das Schießen ist noch bedeutend näher gekommen” (El tiroteo estuvo mucho más cerca). Me quedé paralizado por un momento cuando leí esas palabras, imaginando con qué había tenido que lidiar mi papá cuando tenía dieciséis años en una zona de guerra de la que no podía escapar. Al buscar algunos de los pasajes de la Lección-Sermón en la página anterior, pude comprender fácilmente cuánto debe de haber significado leer, por ejemplo, el Salmo 40:11 (LBLA): “Oh Señor, no retengas tu compasión de mí; tu misericordia y tu fidelidad me guarden continuamente”. Esto no era una película; esto era lo que él y tantos otros estaban experimentando en su vida diaria. Y las palabras de esas Lecciones Bíblicas eran algo más que tranquilizadoras. Fueron un salvavidas que habló a sus corazones y para sus corazones, fortaleciéndolos en medio de una gran adversidad. En 1939, antes de que comenzara la guerra, había 84 iglesias y sociedades de la Ciencia Cristiana en Alemania. Durante la guerra, el número se redujo a 0. Pero tan solo cinco años después, habían aumentado a 119.
Hay un aspecto muy importante que sacar de relatos como este. Estas experiencias van más allá de nuestra relación con un libro llamado la Biblia. Se trata de experimentar tangiblemente al Dios verdadero que inspiró a las personas a escribir la Biblia en primer lugar.
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