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Curación después de una severa caída

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 15 de septiembre de 2025

Original en español


Hace varios años vaciamos nuestra piscina para dejarla lista para pintar. Una noche estaba caminando por el borde de la piscina de camino a una sala de reuniones al fondo de nuestro patio, cuando mi sandalia se enganchó en una baldosa. Perdí el equilibrio y caí en la piscina de concreto vacía en la parte más profunda, 1,70 metros de profundidad.

Caí con todo mi peso en un pie, y el impacto en mi talón fue severo, tanto que el dolor me subió por la pierna. No podía pararme, así que me arrastré hasta los escalones de la piscina, afirmando la verdad de que soy una creación de Dios y que Él siempre me cuida con mucho amor. Desde allí pude arrastrarme fuera de la piscina y entrar en la casa, donde estaba mi esposa.

Ella no me había oído caer y se asustó al verme. Me ayudó a sentarme en una silla, donde continué afirmando en oración que, como hijo de Dios, soy espiritual, no material. Razoné que, en realidad, siempre estoy gobernado por la ley de armonía de Dios, y que, como idea espiritual, amada por Dios, no podía sufrir lesiones ni dolor.

En Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy escribe: “Ni la edad ni los accidentes pueden interferir con los sentidos del Alma, y no hay otros sentidos reales. … Los sentidos del Espíritu no tienen dolor y están siempre en paz. Nada puede ocultarles la armonía de todas las cosas y el poder y la permanencia de la Verdad” (págs. 214-215). Aferrándome a estos hechos espirituales, pasé una buena noche y pude descansar.

Cuando me levanté a la mañana siguiente, rengueaba un poco, pero pude ir a mi negocio y trabajar todo el día. Oré para ver que mi fuerza y capacidad como hijo de Dios estuvieran intactas para siempre.

Al día siguiente, los síntomas y las imágenes de la caída comenzaron a desaparecer del pensamiento. Realicé mis tareas convencido de mi unidad con mi divino Padre-Madre.

Al tercer día, el dolor había desaparecido por completo y caminaba normalmente. Eso fue hace tres años, y no he tenido más problemas con el talón o la pierna.

Valoro profundamente lo que he aprendido de mi estudio de la Ciencia Cristiana y estoy muy agradecido por todo lo que me ha enseñado.

Carlos Alberto Genevois
Santa Fe, Argentina

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