En el mundo de hoy, la ansiedad y el temor parecen dominar los titulares. Algunos lo han calificado como una “epidemia de miedo”. Pero vivir en un estado de miedo no es realmente vivir. Cristo Jesús dijo a sus seguidores: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Para experimentar esta vida abundante, necesitamos conocer y confiar en Dios como el Amor divino.
La ansiedad nos inquietaría y perturbaría nuestra paz, pero no tiene ninguna base legítima. La verdad de la creación espiritual de Dios es que, desde el comienzo, el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios y su creador le dio dominio sobre toda la tierra. Esto incluye el dominio sobre los estados terrenales de pensamiento tales como el pecado, el miedo y la enfermedad.
El dominio está entretejido en la trama misma de la existencia del hombre. Los pronósticos médicos nefastos, el dolor y el sufrimiento, el envejecimiento y el deterioro son creencias mundiales que sugestionan agresivamente la conciencia humana. Al no tener ninguna base en la Verdad o en la ley del Amor divino, no tienen ningún poder o capacidad derivados para imponerse sobre nosotros o socavar nuestra confianza en Dios.