El título de este artículo es una de mis ideas sanadoras favoritas. La Biblia enseña que “Dios es amor” (1.° Juan 4:16) y, en consecuencia, la Ciencia Cristiana usa el nombre propio Amor como otro nombre para Dios.
La experiencia demuestra que conocer a Dios como Amor —la eterna presencia reconfortante— llena nuestro pensamiento de armonía y paz. Es tanto una perspectiva celestial que mantiene nuestro pensamiento en un buen lugar, como un estado mental que es receptivo a los mensajes de verdad y amor que traen el consuelo de Dios. Es la consciencia de la bondad infinita de Dios que no conoce el miedo e inunda el pensamiento con luz espiritual y alegría celestial. Y, reitero, esta consciencia de la realidad espiritual sana el dolor y el sufrimiento.
No siempre es fácil mantenerse consciente del Amor infinito. Pueden ocurrir acontecimientos que nos tomen por sorpresa, nos enfaden o nos hagan sentir temor. A veces se agolpan razones que parecen justificar la ira y la agitación emocional. Pero no estamos indefensos.