Se ha dicho que la necesidad extrema del hombre es la oportunidad de Dios, y siempre he encontrado que esto es cierto. A lo largo de los años, he tenido muchas pruebas de la presencia de Dios y de Su ayuda inmediata durante los momentos difíciles de mi vida. Hay una ocasión en particular que se destaca.
Como miembro del comité institucional muy activo de mi iglesia durante muchos años, me ofrecí como voluntaria semanalmente en varias instituciones penales en el sur de California. Una noche, mientras conducía hacia una granja de honor —una institución penal mínima— estaba orando en preparación para el servicio de la iglesia de la Ciencia Cristiana que celebrábamos allí semanalmente, en el que servía en diferentes capacidades.
Esta oración incluía el reconocimiento de que todos son receptivos a la predicación en estos servicios porque no es personal, sino que es la Palabra de Dios. Esta predicación se comparte en sermones que comprenden pasajes de la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras de Mary Baker Eddy. También afirmaba la omnipotencia de Dios, el Amor, y el hecho de que el hombre de Dios —cada hijo de Dios— es amado y amoroso porque es el reflejo puro e impecable de Dios, creado a Su imagen y semejanza. Confiado en la veracidad de estas ideas, esperaba un servicio armonioso.