Me gustaría compartir una curación que es muy significativa para mí, con la esperanza de que bendiga a otros.
Hace varios años me despertó un fuerte dolor abdominal. Fue alarmante, ya que nunca antes había experimentado este tipo de dolor. Pero tenía décadas de experiencia apoyándome con todo éxito en la Ciencia Cristiana para sanar una amplia variedad de males, y sabía que podía recurrir a ella en esta situación. En un esfuerzo por estar más cómodo y poder pensar con más claridad, me senté en una silla en nuestra habitación para orar. Como sentía la necesidad de recibir apoyo de inmediato, le pedí a mi esposa que llamara a un practicista de la Ciencia Cristiana, y aunque era medianoche, el practicista rápidamente comenzó a orar por mí, al igual que mi esposa.
Mientras tanto, los síntomas empeoraron y temí que me estuviera muriendo. Me bombardeaban pensamientos de temor que me distraían y me impedían pensar con claridad. Entonces recordé algo que había escuchado el día anterior en una conferencia de la Ciencia Cristiana. El conferenciante había dicho que era importante no quedarse atrapado en el miedo, sino enfrentarlo y volverse con confianza a Dios.