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La hospitalidad y lo realmente importante

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 9 de diciembre de 2015

Original en alemán


Se acercaban las fiestas navideñas, y nuestro plan era celebrarlas solo con nuestra familia. Es decir, hasta que llegó el correo electrónico de una amiga preguntando si ella y su mamá podían pasar la Navidad con nosotros y disfrutar de la festiva atmósfera de nuestra ciudad. También preguntó si estaba bien que trajera a una amiga que no tenía con quien pasar las fiestas.

Para ser sincera, yo me sentía un poco abrumada, así que le respondí que me tomaría un tiempo para pensarlo, y también para hablar de este cambio de planes con mi familia. Sin embargo, lo que realmente quería era estar en silencio y buscar la guía de Dios para saber qué era lo correcto que debía hacer para responder a las necesidades de todos. Sabía que la sabiduría divina siempre está impartiéndose a sí misma, y que podemos escucharla en toda situación.

 La oración en la Ciencia Cristiana significa callar todo pensamiento, opinión y temor meramente humanos, y reconocer la unidad del hombre con Dios, la Mente divina. Quedarse quieto y escuchar las ideas que imparte esta Mente amorosa, nos permite encontrar soluciones inspiradas que responderán a la necesidad humana. Al quedarme callada, pude ceder al concepto del amor universal respecto a la “celebración del amor”.

En el contexto de la hospitalidad, me vino al pensamiento este versículo de la Biblia: “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Hebreos 13:2). De modo que con toda confianza, y con el acuerdo de mi esposo y mi madre, le dije a mi amiga que nos daría mucho gusto que ella, su madre y su amiga pasaran las fiestas con nosotros.

Cuando enfrentamos momentos como la trabajadora Marta, es útil prestar nuestra total atención a lo que es verdaderamente importante, lo espiritual, como hizo María.

Pero ahora tenía que hacerme cargo de los preparativos. Pensando que el verdadero significado de la Navidad es sobre el Cristo, la manifestación del Amor divino que viene al pensamiento y a la experiencia humana, y que no se trata de tradiciones, placeres materiales o entretenimientos preferidos, me acordé de la historia del Evangelio de Lucas que describe lo que ocurre cuando Jesús es recibido como invitado en la casa de Marta (véase 10:38–42). María, la hermana de Marta, también está allí, y cada una de ellas elige una prioridad diferente. Marta corre de un lado a otro cuidando cada detalle, y está enojada por todo el trabajo extra que tiene que hacer. María, por otro lado, está sentada y escuchando a Jesús. Finalmente Marta se acerca a Jesús y le pide que le diga a su hermana que la ayude. Sin embargo, Jesús, señala que lo más importante es la devoción y el escuchar la verdad espiritual, y que María “ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”.

 La historia termina allí, pero uno puede fácilmente imaginarse que terminó siendo una reunión muy agradable. De esta lección que Jesús enseñó, pude ver más claramente que la paz interior es lo más importante, y que el anhelo por la Verdad, o el Cristo, también formaría las bases para que nuestro pequeño grupo tuviera una agradable reunión.

El esfuerzo por hacer de esa “buena parte” una prioridad, me guió en todos mis preparativos. Sabía con toda confianza que todos recibiríamos ideas espirituales para poder expresar juntos las cualidades que demuestran al Amor divino. Cordialidad, utilidad, comprensión mutua y una alegre solidaridad, eran algunas de las cualidades propias del Cristo que dieron empuje a nuestros preparativos e hicieron que se realizaran sin esfuerzo alguno.

El 24 de diciembre fue un miércoles, y nos embargó a todos una alegría especial de que pudiéramos asistir a la reunión de testimonios en nuestra filial de la Iglesia de Cristo Científico. Juntos, escuchamos el mensaje de Navidad y alabamos al Cristo, el cual es Emanuel, o “Dios con nosotros”. Yo estaba inmensamente agradecida porque como resultado de la flexibilidad y persistencia en escoger lo que es más importante, “la buena parte” no había sido descuidada, sino que nos había traído mucha inspiración y paz en medio de los festejos de las fiestas.

Al recordar lo sucedido, puedo ver cómo las provisiones, conversaciones y actividades estuvieron en su lugar adecuado armoniosamente. Cuando enfrentamos momentos como la trabajadora Marta, es útil prestar nuestra total atención a lo que es verdaderamente importante, lo espiritual, como hizo María. Esto abre las puertas de nuestro pensamiento a las respuestas y actividades prácticas inspiradas. Esa encantadora hospitalidad, en la cual “hospedamos ángeles”.

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