La nota decía: “No espero que me devuelvas el favor, simplemente quería decirte que te he estado observando durante dos años, y creo que me gustas”.
Yo realmente no conocía al chico que me había mandado la nota, pero aproveché la oportunidad para salir con él, pensando que finalmente había encontrado a mi “príncipe azul”. Sentía que él era lo que yo había estado buscando todo el bachillerato; un muchacho que sería todo para mí, como siempre había visto en las películas. Había salido con otros chicos antes, pero ninguno había resultado ser la persona perfecta que me comprendía por completo y en quien podía apoyarme totalmente.
Pensé que llegaría a conocerlo si salíamos juntos, y todo comenzó al principio lentamente. Después todos se enteraron de nuestra relación, y yo hasta pensaba que lo amaba. Pero en el transcurso del año, no me gustó el cambio que se estaba produciendo en él.
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