“Es hora de espiritualizar el pensamiento”. Estas palabras tuvieron un impacto en mí cuando trabajaba en una complicada iniciativa profesional que afectaba a muchas personas. De inmediato dejé lo que estaba haciendo. Estas palabras ciertamente no eran el resultado de mis reflexiones profesionales, por lo que solo pude atribuirlas a Dios y a Su gracia enriquecedora. Con mucha calma y amor, me impulsaban suavemente a salir de la cinta caminadora mental que no me llevaba a ninguna parte. Para hacer esto, primero tuve que entender por qué necesitaba espiritualizar mi pensamiento, ver desde la perspectiva de Dios, del Espíritu. Encontré la respuesta al recurrir a lo que había aprendido en la Ciencia Cristiana.
El libro más útil en mi práctica y estudio continuos de la Ciencia Cristiana es la obra de Mary Baker Eddy Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, publicado por primera vez en 1875. En él, describe lo que exploró y probó cuando puso a Dios ante todo y luego aplicó las leyes divinas que estaba descubriendo en cada aspecto de la vida. Ella cuestionó el concepto de la sustancialidad de la materia, sin conocer los importantes avances que los físicos han hecho en ese sentido desde entonces.
A través de las curaciones de todo tipo que ella y otros experimentaron a través de la oración, la Sra. Eddy demostró que la perspectiva material sobre el origen y el curso de la enfermedad y la angustia no proporciona el informe verdadero sobre el estado de salud y bienestar de nadie. Los puntos de vista materiales, a su vez, dirigen el pensamiento hacia la limitación, el sufrimiento y el yo. No tienen en consideración a Dios como la fuente original y única de nuestro ser.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!