Cristo Jesús, el Mesías largamente prometido, predicó que el reino de Dios está cerca. ¡Qué esperanza debe de haber encendido en los corazones de un pueblo que amaba a Dios, oprimido por la Roma pagana! No obstante, en un momento dado, los discípulos de Jesús le preguntaron quién era el más grande en ese reino, y él trastornó el propósito de esa pregunta colocando a un niño pequeño delante de ellos.
Les dijo: “Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Olvídate del “más grande”, ¿cómo iban a poder entrar? Su asombro debe de haber igualado al de Nicodemo cuando se le dijo que tenía que nacer de nuevo. Jesús enseñó que la inocencia de un niño era la grandeza. “Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos” (18:4).
¿Qué clase de grandeza es esta? O tal vez, sería mejor preguntar, ¿Qué tipo de reino?
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