Soy un Científico Cristiano que actualmente es capellán de la Marina de los Estados Unidos en servicio activo, ministrando a los oficiales de la Armada y sus familias mientras sirvo en un barco o una base militar. Los capellanes de la Ciencia Cristiana brindan atención espiritual y asesoramiento a los necesitados y a menudo son llamados para ayudar en situaciones de emergencia.
Mi travesía hacia la capellanía fue más larga de lo que esperaba, con circunstancias que surgieron para retrasar o incluso impedirme obtener este puesto. Pero los obstáculos trajeron una confianza más profunda en Dios, lo cual solo me ha ayudado a mí mientras sirvo a otros.
En lo que pensé que sería mi última entrevista para convertirme en capellán, el panel de capellanes que me entrevistó me informó que, debido a los nuevos requisitos que entraban en efecto ese mes, tendría que completar dos años de trabajo de campo ministerial antes de poder postularme nuevamente. Después de haber completado cuatro años en la escuela de teología, había esperado convertirme en capellán de inmediato, por lo que esta información fue inicialmente muy decepcionante. Pero oré con ideas de la Biblia y los escritos de Mary Baker Eddy, entre ellos “[Dios] tiene misericordia de nosotros y dirige todas las actividades de nuestra vida” (La unidad del bien, págs. 3-4). Estas ideas me ayudaron a mantenerme enfocado en el panorama general: que Dios me estaba guiando y que la senda continuaría desarrollándose como confiaba.
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