Soy un Científico Cristiano que actualmente es capellán de la Marina de los Estados Unidos en servicio activo, ministrando a los oficiales de la Armada y sus familias mientras sirvo en un barco o una base militar. Los capellanes de la Ciencia Cristiana brindan atención espiritual y asesoramiento a los necesitados y a menudo son llamados para ayudar en situaciones de emergencia.
Mi travesía hacia la capellanía fue más larga de lo que esperaba, con circunstancias que surgieron para retrasar o incluso impedirme obtener este puesto. Pero los obstáculos trajeron una confianza más profunda en Dios, lo cual solo me ha ayudado a mí mientras sirvo a otros.
En lo que pensé que sería mi última entrevista para convertirme en capellán, el panel de capellanes que me entrevistó me informó que, debido a los nuevos requisitos que entraban en efecto ese mes, tendría que completar dos años de trabajo de campo ministerial antes de poder postularme nuevamente. Después de haber completado cuatro años en la escuela de teología, había esperado convertirme en capellán de inmediato, por lo que esta información fue inicialmente muy decepcionante. Pero oré con ideas de la Biblia y los escritos de Mary Baker Eddy, entre ellos “[Dios] tiene misericordia de nosotros y dirige todas las actividades de nuestra vida” (La unidad del bien, págs. 3-4). Estas ideas me ayudaron a mantenerme enfocado en el panorama general: que Dios me estaba guiando y que la senda continuaría desarrollándose como confiaba.
Durante los siguientes dos años, encontré trabajos que me permitieron cumplir con el requisito de trabajo de campo. Me desempeñé como capellán en el refugio privado para personas sin hogar más grande del centro de la ciudad de Nueva York, en lo que llamaban su ubicación de “primera línea”. El trabajo del comité institucional en los centros juveniles y prisiones locales continuó, así como el servicio en la comisión directiva de mi filial de la Iglesia de Cristo, Científico, como tesorero.
Pensé mucho en el concepto de Iglesia tal como lo definió la Sra. Eddy en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. La definición comienza: “La estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa sobre el Principio divino y procede de él” (pág. 583).
Unos años antes de que me postulara a la Marina, un conferenciante de la Ciencia Cristiana había dicho, durante una reunión preparatoria de conferencias con nuestra iglesia filial, que su palabra favorita en la definición de Iglesia era todo lo que, debido a sus posibilidades. Entendí que eso significaba que la Iglesia es y puede ser todo lo que estemos haciendo y dondequiera que estemos. Ya sea que estuviera en el metro, en prisiones o en un refugio para personas sin hogar, mantuve activa esta visión más amplia de la Iglesia en mi pensamiento y la vi expresada a mi alrededor. Hablé con muchas personas diferentes tal como lo haría un capellán, compartiendo ideas de la Biblia y los escritos de la Sra. Eddy.
Después de dos años de este trabajo de campo, estaba de vuelta en el mismo cuarto, con un panel similar de capellanes superiores de la Marina realizando la entrevista. Había decidido pensar en la entrevista en términos espirituales y reconocí que la entrevista era realmente el desenvolvimiento de una idea arraigada en la bondad de Dios que ya era completa. Fue un paso importante en el proceso de solicitud, pero visto espiritualmente, ya estaba completo.
Afirmé mentalmente que nada había estado pendiendo de un hilo. Sabía que esto también era cierto para los otros candidatos a capellán que serían entrevistados el mismo día. A lo largo de mi segundo proceso de solicitud, oré con este pasaje bíblico de Isaías: “Si el Señor de los ejércitos lo ha determinado, ¿quién puede frustrarlo? Y en cuanto a su mano extendida, ¿quién puede volverla atrás?” (14:27, LBLA).
Había sido obediente a los requisitos de la Marina y podía confiar en que Dios, el Principio divino, me guiaría el resto del camino, incluso en qué debía decir en la entrevista. El Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy incluye la frase “la Iglesia Universal y Triunfante” (pág. 19). Apreciaba este concepto que todo lo abarca de la Iglesia y oraba con la idea de que el Cristo, la Verdad, no podía ser obstruido.
Muchas personas me habían ofrecido estrategias para la entrevista, pero decidí escuchar a Dios para obtener las palabras correctas que decir. A mitad de la entrevista, percibí que había algunos sentimientos fuertes en contra de mi candidatura. Sentí que necesitaba tomar una posición clara y respetuosa para que la Ciencia Cristiana fuera incluida en la capellanía militar.
Se me ocurrió explicar que la visión de un Científico Cristiano respecto a la oración es única pero poderosa, y práctica para todos, especialmente para el personal militar. Dije que el Cuerpo de Capellanes de la Marina saldría perdiendo si no aceptaba a los Científicos Cristianos, debido a lo que traen a la mesa sobre su comprensión del poder de la oración y su uso en la vida cotidiana. De más está decir que estaba profundamente agradecido cuando supe dos semanas después que había sido aceptado.
Hubo algunos problemas logísticos en cuanto a cuándo comenzaría mi entrenamiento. A pesar del retraso de dos años, solicité una fecha de inicio posterior para estas escuelas de capacitación, lo que significaba que recibiría una serie completamente nueva de órdenes para un lugar diferente. Ahora me dirigiría a Italia, donde sería el único capellán asignado al barco de mando de la Sexta Flota de los Estados Unidos. Debido al largo cronograma que envolvió, no me podrían haber ofrecido este puesto si los sucesos que llevaron a esto no hubieran tenido lugar exactamente como lo hicieron.
Disfruté mucho de la gira de tres años en el extranjero. Estaba en uno de los barcos más activos de la región y tuve muchas oportunidades para poner en práctica la Ciencia Cristiana en muchas situaciones difíciles. Estoy agradecido por el apoyo de la familia y los practicistas de la Ciencia Cristiana a lo largo del camino. También estoy agradecido por la oportunidad de ayudar a otros a través de mi servicio siempre que me lo soliciten.
