Durante unas vacaciones familiares, cuando era niña, mi padre estaba bajando el auto y el remolque con un gato hidráulico grande cuando la palanca se soltó repentinamente y me golpeó con fuerza en la mandíbula. Recuerdo que sentí un dolor intenso y entré en el remolque y puse la cabeza en el regazo de mi madre. Sabía que ella estaba orando por mí. Poco después, me sentí mejor y nuestras actividades de vacaciones continuaron armoniosamente.
Varios años más tarde, noté un chasquido en la mandíbula. Casi al mismo tiempo, una conversación que escuché sobre la gravedad de las lesiones en la mandíbula me recordó el incidente que acabo de describir. Supuse que el clic era el resultado de esa experiencia. Tiempo después de esto, la mandíbula comenzó a dolerme y a inflamarse, y mis dientes no encajaban bien, por lo que me resultaba difícil morder y masticar.
Mary Baker Eddy escribe: “La historia humana necesita revisarse y el registro material borrarse” (Retrospección e Introspección, pág. 22). Mientras reflexionaba sobre estas palabras, comencé a pensar en lo que realmente había sucedido después de que la palanca del gato golpeara mi mandíbula. Sabía que mi madre había orado, que mis padres me amaban y que nuestras vacaciones expresaban alegría, unión, amor y aventura. También sabía que Dios siempre había estado allí y cuidado de cada uno de nosotros.
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