Cuando nosotros o aquellos a quienes queremos parecemos envueltos en enfermedades, problemas de relación o financieros, es tentador enfocarse en los síntomas angustiantes y perder de vista lo bueno en nuestra vida.
Pero Cristo Jesús vino a enseñarnos una manera más eficaz de lidiar con las dificultades. Mediante sus palabras y obras, nos demostró que lo que parece ser amenazas a nuestra paz y bienestar se disuelven ante el poder salvador de Dios.
En ningún lugar de los Evangelios encontramos una situación en la que Jesús estuviera a favor de enfocarse en los problemas o temores. En cambio, la confianza que inspiraba provenía de su constante conciencia de la presencia y el poder de Dios. Hablaba de Dios como de un Padre amoroso, y decía que el reino de los cielos está dentro de cada uno de nosotros. Demostró un valor nacido de una profunda confianza en Dios.