Durante mucho tiempo luché con un problema que me daba miedo: A veces los latidos de mi corazón eran rápidos e irregulares. Era una lucha silenciosa y, al mismo tiempo, estaba en la firme búsqueda de conocer mejor a Dios. Sabía que esa búsqueda aumentaría mi confianza en Su cuidado tierno y protector y que podría ser sanada.
Una noche, antes de acostarme, estaba teniendo una fuerte lucha contra este error, esta creencia errónea de que podía sufrir o estar separada del cuidado inquebrantable de Dios. Me sentía muy incómoda. Pensé en la lucha de Jacob, de la que leemos en la Biblia y sobre la que Mary Baker Eddy escribe en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Jacob estaba solo, luchando con el error —contendiendo con un sentido mortal de que la vida, la sustancia y la inteligencia existen en la materia con sus falsos placeres y dolores— cuando un ángel, un mensaje de la Verdad y el Amor, se le apareció y descoyuntó el tendón, o fuerza, de su error, hasta que él vio su irrealidad; y la Verdad, al ser de tal modo comprendida, le dio fuerza espiritual en este Peniel de la Ciencia divina” (pág. 308). Traté de calmar mis pensamientos, tanto que terminé quedándome dormida.
Durante la noche, en un sueño vi aparecer “la escalera de Jacob”. También oímos hablar de esto en la Biblia: “Y llegó a cierto lugar y pasó la noche allí, porque el sol se había puesto; tomó una de las piedras del lugar, la puso de cabecera y se acostó en aquel lugar. Y tuvo un sueño, y he aquí, había una escalera apoyada en la tierra cuyo extremo superior alcanzaba hasta el cielo; y he aquí, los ángeles de Dios subían y bajaban por ella” (Génesis 28:11, 12, LBLA). Esto se ha interpretado de varias maneras, pero una es que representa el despertar espiritual y la conexión divina entre Dios y el hombre.
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