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Oración que es más que “simplemente orar”

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 22 de julio de 2024


Las noticias sugieren que la oración no es suficiente para detener la violencia y traer paz a un mundo turbulento. Pero descartar la oración por ser ineficaz parece estar basado en estereotipos y desinformación sobre la profunda transformación que esta produce. El tercero de los Diez Mandamientos de la Biblia nos dice que no debemos tomar el nombre del Señor en vano (véase Éxodo 20:7, LBLA). ¿Podría significar eso que no debemos orar en vano: sin esperar progreso y resultados? 

La oración no puede ser solo desear que las cosas salgan como nosotros queremos o aceptar la discordia y el sufrimiento como algo que Dios quiere. A lo largo de la Biblia, aprendemos que Dios es Amor, la roca, nuestro refugio, el poder omnisciente y siempre activo. La oración es comunión con el Amor infinito y transforma la consciencia al moldear y elevar nuestros móviles, expectativas y acciones para ser más abnegados y eficaces e infundir más amor por nuestro prójimo en nuestros corazones. 

Considera la oración como un deseo, como explica Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, en el capítulo “La oración” en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. Dios escucha nuestros deseos más profundos a medida que todo nuestro corazón se eleva hacia la armonía con la ley de Dios, el bien. Este deseo se combina con lo que Ciencia y Salud describe como las “corrientes calmas, poderosas, de la verdadera espiritualidad”, que erradican los problemas de la violencia, el falso sentido que afirma que el mal es más poderoso que el bien. El libro explica: “Las corrientes calmas, poderosas, de la verdadera espiritualidad, cuyas manifestaciones son la salud, la pureza y la inmolación del yo, tienen que profundizar la experiencia humana, hasta que se vea que las creencias de la existencia material son una flagrante imposición, y el pecado, la enfermedad y la muerte den lugar eterno a la demostración científica del Espíritu divino y del hombre de Dios, espiritual y perfecto” (pág. 99).

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