Durante mis años del bachillerato, no estaba interesado en aprender y no pensaba ni me importaba mi futuro. Solo pasaba un buen rato con amigos y practicaba mis deportes. Pero después de graduarme del bachillerato, me puse a pensar: “¿Y ahora qué hago?”.
Aproximadamente una semana después de graduarme, sin ninguna razón en particular que pueda recordar, comencé a leer Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras de Mary Baker Eddy. Había oído hablar un poco de la Ciencia Cristiana, y mi padre tenía un ejemplar de Ciencia y Salud, así que decidí leerlo.
Después de leer el primer capítulo, que trata sobre la oración, me vino la idea de estudiar ingeniería química en la universidad de mi ciudad, Arequipa, en Perú. Para ingresar a este programa, tenía que dar un examen y la tasa de aceptación era muy baja. Como no había sido un buen estudiante en la escuela, mis posibilidades de que me admitieran no eran altas. Y como no había aprendido mucho durante mis años escolares, ahora tenía que aprender en tres meses temas que normalmente requerían cinco años de bachillerato para dominar.