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CÓMO CONOCÍ LA CIENCIA CRISTIANA

Conocer la Ciencia Cristiana me ayudó a vender mi departamento, y más

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 6 de octubre de 2025

Original en español


En 2014, mi hermano y yo heredamos un departamento que había pertenecido a nuestra madre. Decidimos venderlo y nos pusimos en contacto con una agencia inmobiliaria. Sin embargo, Argentina estaba pasando por una crisis financiera en ese momento y era muy difícil vender una propiedad aquí. Así que incluso después de un año en el mercado, el departamento no se había vendido.

Fue entonces cuando conocí a una Científica Cristiana a través de un amigo en común. Yo era bastante reacio a todo lo religioso; para mí Dios estaba muy distante. Pero cuando esta mujer comenzó a hablarme de la Ciencia Cristiana, me interesé. Le conté sobre el departamento que no habíamos podido vender, y ella me dio un versículo de la Biblia para que leyera: “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas” (Isaías 54:2). Esto me inspiró a expandir mi conocimiento de Dios.

Mi nueva amiga se ofreció a orar por la situación de la propiedad. Aunque era escéptico, me impresionó su confianza en Dios, así que acepté la oferta.

Dos días después, alguien tocó el timbre del edificio de departamentos y preguntó si había alguno en venta. Esa persona finalmente se puso en contacto con nosotros y nos ofreció mucho más que el precio que pedíamos por la propiedad. Se lo comunicamos a la inmobiliaria y nos dijeron que no necesitaban recibir una comisión porque nosotros habíamos hecho todo el trabajo. El departamento se vendió sin ningún problema.

Fue entonces que me interesé realmente en la Ciencia Cristiana. Cuando comencé a leer Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras de Mary Baker Eddy, vi demostraciones de la eficacia de esta Ciencia. En las reuniones de testimonios en la sociedad de la Ciencia Cristiana local, escuché acerca de las curaciones que otros habían experimentado. Me sané de un caso muy grave de gripe solo a través de la oración. Y experimenté una gran protección durante la pandemia de Covid 19. “La declaración científica del ser” (Véase Ciencia y Salud, pág. 468), que explica que el hombre es la manifestación de Dios y es espiritual, no material, me dio una nueva perspectiva sobre la religión. Me di cuenta de que muchas de las cosas que estaba aprendiendo de este libro eran lo que siempre había creído.

A partir de entonces, estudié la Lección Bíblica semanal que se publica en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, todos los días y asistí a los servicios de la sociedad de la Ciencia Cristiana en Buenos Aires. Ahora soy miembro de la sociedad y formo parte de su comisión directiva. La Ciencia Cristiana se ha convertido en mi forma de vida. Me ha enseñado que Dios, el Amor infinito, es puro y perfecto, y que reflejamos la bondad de Dios. Por lo tanto, no podemos tener nada desemejante a Él. El mal, la enfermedad o la falta de armonía son irreales; son una falsa sugestión mental que puede ser corregida por la verdad acerca de Dios y el hombre, con resultados sanadores.

La Ciencia Cristiana me ha traído muchas bendiciones, incluyendo la buena salud. También la amiga que me introdujo a la Ciencia Cristiana se convirtió en mi esposa hace nueve años. Estoy profundamente agradecido y me he dedicado a la Ciencia Cristiana en todo lo que puedo. 

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