Al final de mi adolescencia, mientras luchaba contra un trastorno alimentario, mi ciclo menstrual se detuvo repentinamente. El trastorno alimentario desapareció mientras estudiaba profundamente la Ciencia Cristiana, pero mi ciclo no se reanudó.
Posteriormente, después de dos años de matrimonio, comencé a pensar que nunca podría tener hijos. El tratamiento a través de la oración de diferentes practicistas de la Ciencia Cristiana, en distintos momentos, me ayudó a desarrollar un concepto más amplio y espiritual de la familia.
El anhelo de alcanzar un sentido más profundo de plenitud me llevó a tomar la instrucción de clase de la Ciencia Cristiana, un curso de dos semanas sobre la curación como la hacía Jesús, mediante la oración. Una tarde, mientras realizaba mi tarea de clase, me encontré con esta declaración en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, de Mary Baker Eddy: “Insiste mentalmente en que la armonía es la realidad, y que la enfermedad es un sueño temporal. Percibe la presencia de la salud y la realidad del ser armonioso, hasta que el cuerpo corresponda con las condiciones normales de salud y armonía” (pág. 412).