Traspiración. Adrenalina. El pasto de la cancha debajo de mis botines de fútbol. Estábamos en la mitad del partido, y mi trabajo era correr hasta la línea final y detener a uno de los defensas del otro equipo antes de que pudiera darse cuenta de nuestra estrategia y persiguiera la pelota.
“¡Down!”, gritó nuestro quarterback. “¡Listos, corran, corran!”
Yo estaba inclinado hacia adelante para salir corriendo lo más rápido posible tan pronto lanzaran el balón. Salí disparado para llegar a la línea de defensa y sabía exactamente a qué jugador debía bloquear. Pero cuando pasé corriendo la primera línea, otro jugador me golpeó en la rodilla. Caí de cara con la máscara protectora contra el pasto.
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