A veces se habla de ellos de esa forma; ¿es que son el resultado del impulso desconsiderado de Dios o incluso de Su indiferencia respecto a la existencia del hombre?
Aunque no todas, muchas personas responderían con un enfático “¡Por supuesto que no!” Yo también lo haría. ¿Por qué pienso tan firmemente así? Mi respuesta se basa en lo que he aprendido de Dios; cómo es Dios en realidad, cómo trata a Su creación. La Biblia contiene capítulo tras capítulo, libro tras libro, que revelan la bondad y la naturaleza afectuosa de Dios. Cuando leemos toda la Biblia, vemos claramente que es un registro maravilloso de los innumerables actos y acciones amorosas de Dios.
En lugar de actuar como alguna deidad caprichosa y distante, a Dios en realidad le encanta expresar bondad y alegría en Su amada creación. Jesús dijo: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino” (Lucas 12:32).
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