Hoy en día, parece que en todo el mundo el pensamiento humano está en constante revuelo y sublevación; una rebelión, por así decirlo. A lo largo de los siglos, ha habido personas que han luchado valiente y desinteresadamente contra alguna injusticia, inspiradas por un profundo amor por la humanidad y por lo que es justo.
Por encima de todas ellas, está Cristo Jesús, quien revolucionó el mundo mediante sus enseñanzas y curaciones. Ciertamente se levantó contra todo lo que limitara y aprisionara el pensamiento humano, incluyendo la hipocresía y la opresión. Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana y seguidora de las enseñanzas de Jesús, escribió en su libro principal, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Jesús obró osadamente, en contra de la evidencia acreditada de los sentidos, en contra de los credos y las prácticas farisaicos, y refutó a todos los oponentes con su poder sanador” (pág. 18).
Aquí está claro que la “rebelión” de Jesús no fue personal ni impulsada por la ira. No estaba librando una guerra contra otros ni en peligro de perder su estabilidad y paz, aunque “obró osadamente”. Él estaba trayendo el poder sanador de Dios, el bien, para contrarrestar “la evidencia acreditada de los sentidos”.
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