Tenía dificultades en la escuela. Durante mi primer año del bachillerato, la pandemia de Covid-19 clausuró mis clases y todo se hizo en línea. A medida que avanzaba el año escolar, mis calificaciones bajaban. No me sentía motivado para terminar ninguno de mis trabajos, y reprobé un montón de clases. Esto no era bueno, porque necesitaba cierto número de créditos para graduarme. Comencé a estar estresado y ansioso por pasar al siguiente grado y graduarme a tiempo.
Llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me ayudara a orar por esto. Siempre he orado por las cosas y he llamado a un practicista cuando he tenido un desafío, así que esperaba que el problema se resolviera mientras orábamos juntos. La practicista me dijo que podía seguir adelante sin tener miedo a las clases, a la pandemia o a cualquier otra cosa, porque Dios, que es Amor, me ama y me guía. También me recordó que debido a que Dios es perfecto y yo soy Su expresión, también soy perfecto. No hay errores en Dios, así que no hay errores posibles en mí. Dios crea solo la perfección espiritual. Y eso incluye la capacidad de expresar sin esfuerzo la armonía, la inteligencia y el orden perfectos de Dios.
También compartió un himno del Himnario de la Ciencia Cristiana, que comienza de este modo:
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