Sissy había contado los días que faltaban para ir al campamento. Era su primera vez y estaba muy emocionada. ¡Y el campamento fue muy divertido al principio! Los consejeros y los campistas eran amables, y ella se divertía nadando y montando a caballo con las chicas de su cabaña. Pero después del primer día, Sissy no estaba segura de querer quedarse. Tenía miedo de echar de menos a su mamá, a su papá y a su perro, Teeny.
Esa noche, Sissy estaba somnolienta y lista para acostarse. Pero cuando la consejera apagó la luz, de repente se sintió muy sola. No quería dormir en una litera. Quería estar en casa en su propia cama. No le gustaba escuchar al búho en el bosque. Quería escuchar la voz de su mamá. Cuanto más pensaba Sissy en que estaba lejos de sus padres, más triste se sentía.
Sissy se echó a llorar. Decidió decirle a su consejera por la mañana que no quería quedarse en el campamento. Ni un día más. Y con ese pensamiento, se durmió.
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