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Para niños

Comparte felicidad en el campamento

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 2 de septiembre de 2024


Sissy había contado los días que faltaban para ir al campamento. Era su primera vez y estaba muy emocionada. ¡Y el campamento fue muy divertido al principio! Los consejeros y los campistas eran amables, y ella se divertía nadando y montando a caballo con las chicas de su cabaña. Pero después del primer día, Sissy no estaba segura de querer quedarse. Tenía miedo de echar de menos a su mamá, a su papá y a su perro, Teeny. 

Esa noche, Sissy estaba somnolienta y lista para acostarse. Pero cuando la consejera apagó la luz, de repente se sintió muy sola. No quería dormir en una litera. Quería estar en casa en su propia cama. No le gustaba escuchar al búho en el bosque. Quería escuchar la voz de su mamá. Cuanto más pensaba Sissy en que estaba lejos de sus padres, más triste se sentía. 

Sissy se echó a llorar. Decidió decirle a su consejera por la mañana que no quería quedarse en el campamento. Ni un día más. Y con ese pensamiento, se durmió. 

Al día siguiente, antes de que Sissy pudiera hablar con su consejera, conoció a las gemelas Amy y Abby en la piscina. Le dijeron que echaban de menos su casa. Sissy decidió que se quedaría en el campamento y sería su amiga para que se sintieran menos solas. 

En casa, cada vez que Sissy iba a una fiesta o a una actividad de la escuela, su mamá siempre le decía que “fuera a dar un buen rato, no a pasar un buen rato”. Sissy sabía que eso significaba buscar formas de ser amable y útil a los demás. 

En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana a la que asistía Sissy, su clase había hablado de personas de la Biblia que habían ayudado a otros. También había memorizado un versículo bíblico en el que Cristo Jesús dice que debes “amar a tu prójimo como te amas a ti mismo” (Mateo 19:19, International Children’s Bible). Ella sabía que esto significaba que si mostraba amor, también sentiría amor. Sissy sabía que Dios, su divino Padre-Madre, la amaba, y que Dios también amaba a las gemelas.

Al pasar su tiempo con Amy y Abby, ayudarlas a aprender a nadar y ser como una hermana mayor, Sissy se mantuvo enfocada en amar a su prójimo. Pasaron mucho tiempo juntas, y pronto todas dejaron de sentir nostalgia.

¿Qué pasó con esas lágrimas nocturnas? Se habían ido. Cada noche, antes de quedarse dormida, Sissy estaba ocupada agradeciendo a Dios por darle un día feliz y lleno de amor. Luego pensaba en formas de mantener a las gemelas entretenidas para que también se sintieran mejor. Todas se divirtieron durante el resto del campamento.

Sissy aprendió una gran lección: cuando somos generosos y hacemos algo para hacer felices a los demás, ¡nosotros también nos sentimos felices!

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