Hace poco, mientras caminaba por una vía ciclista, vi a una familia montando en bicicleta. El padre iba delante, su hijo pequeño en un asiento justo detrás de él y la madre en otra bicicleta.
Más adelante, había un tractor aparcado en un campo no muy lejos de la vía ciclista. La madre le dijo a su hijo: “¡Mira, hay un tractor grande allí!”. Pero el niño, sentado tan cerca de la espalda de su padre, sólo podía mirar lo que estaba directamente a la izquierda o a la derecha y no podía ver delante de él. Sin embargo, continuamente giraba la cabeza de un lado a otro en busca del tractor porque confiaba en lo que su madre le había dicho. Poco tiempo después, cuando la bicicleta de su padre estaba a la altura del tractor, el niño se regocijó al finalmente verlo.
A veces puede que no veamos la solución a un problema o una salida a una mala situación, o que estemos esperando una curación que aún no se ha producido. Pero Dios, el que todo lo sabe, ya ve lo que el sentido humano llama el resultado, porque Él sólo conoce el bien, y este bien siempre está sucediendo.
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