Después de graduarme de la universidad, trabajé en una tienda minorista de una gran empresa. Parecía haber pocas perspectivas de progreso, así que comencé a buscar trabajo, algo que había hecho varias veces antes, con poco éxito.
Cuando le pedí a un practicista de la Ciencia Cristiana que me ayudara mediante la oración, su respuesta cambió mi forma de pensar de la impotencia a la esperanza. Me recordó que Dios es nuestro verdadero empleador y la fuente de nuestra provisión, por lo que siempre debo comenzar mi búsqueda de empleo poniendo a Dios en primer lugar.
Esto me ayudó a ver que la búsqueda no se realizaba realmente en el ámbito físico de los edificios de ladrillo y argamasa ni dependía de las decisiones de los empleadores; estaba realmente en el verdadero universo espiritual donde la expresión perfecta de Dios, el hombre, está por siempre empleada y remunerada. La Ciencia Cristiana revela que nuestro verdadero trabajo es expresar las cualidades de Dios y que las bendiciones siguen inevitablemente. Cristo Jesús instruye: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia; y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!