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Para niños

Solo escuché los pensamientos que venían de Dios

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 28 de octubre de 2024


Me lo estaba pasando muy bien en el campamento hasta que me empezó a doler el estómago. 

Le dije a mi consejera que no me sentía bien. Ella me llevó a ver a la practicista de la Ciencia Cristiana del campamento. Un practicista de la Ciencia Cristiana es alguien que ora contigo para ayudarte a tener una curación.

Cuando llegamos, la practicista me contó sobre una experiencia que había tenido. Una vez, cuando estaba lavando los platos, se sintió mal del estómago. Cuando oró, se sintió mejor al instante.

Sin embargo, más tarde, un pensamiento le dijo que tal vez debería tomar una siesta para asegurarse de que la sensación de malestar no regresara. Al principio, ella aceptó. Pero se detuvo: ¡eso no era un pensamiento de Dios! Dios es bueno y nosotros somos Su reflejo. Así que no tenemos que hacer nada extra para sentirnos bien o ser buenos. Ya estamos bien.

La practicista me dijo que pensó en lo que Jesús hizo cuando se sintió tentado por pensamientos que no venían de Dios. Rechazó los pensamientos y dijo que solo escucharía los pensamientos de Dios (véase Lucas 4:1-13).

La practicista me dijo que más tarde, a la hora del almuerzo, otro pensamiento le sugirió que no debía almorzar porque podría sentirse enferma de nuevo. Pero ella también rechazó ese pensamiento, porque no era de Dios. Almorzó y estuvo bien. 

Esa noche, ella iba a nadar en la piscina, pero otro pensamiento la tentó, diciendo: "No nades. Ahorra tu energía". Pero ella sabía que no tenía que escucharlo, al igual que no había escuchado los otros pensamientos, porque no venían de Dios. Sabía que Dios es la fuente de todo el bien, incluida nuestra fuerza. Así que se fue a nadar y estuvo bien.

Después de hablar con ella, regresé a mi cabaña. Mientras estaba allí, pensé en que no necesito escuchar ni ser tentada por ningún pensamiento que no sea de Dios. ¡Me sentí bien! 

Más tarde ese día, me vino la idea de que podría volver a tener dolor de estómago, pero recordé que solo debía escuchar a Dios y Sus buenos pensamientos. El dolor de estómago no regresó, y disfruté el resto de mi tiempo en el campamento.

Si te sientes tentado por un pensamiento, piensa si es bueno. Si no lo es, no tienes que escucharlo. En cambio, podemos escuchar lo que Dios nos está diciendo.

Estoy muy agradecida por la Ciencia Cristiana y por el ejemplo de Cristo Jesús, que me mostró cómo tener una curación.

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